El partido de ayer tuvo de todo y es que antes de que materializara la remontada blanca, hubo hasta un tremendo rifi-rafe entre Carlo Ancelotti y Rodrygo que no pasó desapercibido y que posiblemente acarree consecuencias contra el jugador.
Todo sucedió en cuestión de segundos, pero las cámaras lo captaron suficientemente rápido como para que se hiciera viral. La crisis deportiva blanca se palpaba en el ambiente, con un resultado de 2-0 abajo, la necesidad de almenos empatar el encuentro y con las redes sociales explotando tanto de madridistas, como de hate hacia el equipo esperando su derrota, se mascaba la tragedia.
La reacción de Ancelotti
Ancelotti decidió actuar y tras los primeros 60 minutos disputados sin lograr encontrar una solución, movió fichas. Entraron de una tacada con doble cambio: Ceballos y Asensio por Kroos y Rodrygo.
El brasileño, que no había tenido su mejor noche, salió algo molesto del terreno de juego al no esperarse que el fuera uno de los primeros damnificados. Pero el entrenador acertó de pleno, ya que tan solo un minuto después que el atacante se retirara, el Real Madrid anotaba el primero con asistencia del recién incorporado, el utrerano, que a la postre iba a ser el héroe del partido. Con duelos así, Ceballos se merece la renovación.
La polémica del banquillo en La Cerámica
Pero el foco siempre estuvo en el banquillo. Los compañeros gráficos grabaron la salida de estos jugadores hacia el banquillo y mientras al alemán se le veía con cara de pocos amigos, el delantero no quería ni prestar atención a nadie, ni a Ancelotti.
Este se lo tomó francamente mal y con razón. El italiano parece que tiene la costumbre de saludar y felicitar a todos sus pupilos por su trabajo, pero lo que no puede consentir un entrenador es que lo pisoteen o menosprecien su trabajo y sus decisiones.
Rodrygo acabó pasando de él, y se escondió en su casaca de entrenamiento para olvidar su mal partido, pero no fue suficiente con eso. Entonces ocurrió lo más inesperado de la noche.
La lección de Ancelotti a Rodrygo
Carletto se dirigió directamente al jugador y levantándole el dedo índice en señal de advertencia le espetó, varias veces: “Tú a mí me saludas, eh”.
Desconocemos cómo se lo tomó Rodrygo aquello bronca, aunque quizá fue fruto del calentón y la tensión del partido. El técnico tiene la máxima potestad para hacer los cambios que considere oportunos y más si es para el bien del equipo. Los minutos le dieron la razón y la respuesta fue inmediata.
Remontada y a la siguiente ronda. Ancelotti es quién conoce mejor que nadie a los suyos y con numerosos años de experiencia, el jugador no puede reprocharle su criterio. Ayer no estuvo bien y alguien tenía que frenarlo. Veremos si lo pone en el siguiente duelo, ¿correrá más sangre en el vestuario?