Si hace unos días era Antonio Ferreras el que sacaba el látigo contra el FC. Barcelona por el caso Negreira y se quedaba a gusto, ahora era la misma televisión del club el que atizaba al responsable de Implementación del video arbitraje VAR del Comité Técnico de Árbitros, Clos Gómez.
Desde la televisión del club ponían de manifiesto la trágica experiencia que ha tenido que vivir el club con el comportamiento de este colegiado durante su etapa en activo.
El rencilla aragonés, dirigió un total de 34 partidos al equipo de Chamartín, casualmente el segundo equipo que más veces ha dirigido en su carrera en la competición doméstica.
El colegiado más polémico que ha tenido el Real Madrid
Aún así esos números no acompañan demasiado y de ahí que el equipo no consiguiera ni el 60% de las victorias cuando él estaba sobre el verde. El balance se tasó en 20 victorias, 7 empates y 7 derrotas.
Aunque lo que llama más la atención son las 102 tarjetas amarillas que le sacó a los merengues, siendo este el equipo que más amonestaciones le ha sacado en toda su carrera. Una media de 3 tarjetas por partido, en total.
En el apartado de expulsiones, llegó a expulsar hasta en 8 ocasiones a jugadores blancos, el segundo equipo al que más futbolistas ha mandado a los vestuario antes de tiempo.
Una de sus últimas polémicas actuaciones, la pudimos ver en el último clásico que dirigió en el Camp Nou en 2017 con un resultado final de empate a uno.
Las evidencias de Clos Gómez
Durante aquellos noventa minutos no pitó cuatro claros penaltis: dos manos, una de Rakitic y otra de Piqué en el área, derribo de Mascherano a Lucas Vázquez, y otro agarrón del central argentino a Cristiano.
Por si fuera poco el gol del Barça fue en claro fuera de juego, aunque no bastándonos con ese final, su inicio tampoco fue de lo más prolifero. En el primer derbi que pitó anuló un gol legal a Van Nistelrooy que se anticipó perfectamente a la zaga.
En 34 partidos claros no pitó un penalti de los claros al Real Madrid y ahora pretende cambiar el fútbol a través del VAR. Un sin sentido constante que ya no hay por dónde cogerlo. El arbitraje flaquea y hace aguas constantemente con decisiones polémicas a todos los niveles.