Rafa Guerrero y Tomás Roncero se disputan un regalo que el periodista tenía preparado para Cristóbal Soria. Al parecer todo empieza porque Tomás Roncero recibe un regalo para que se lo entregue a Soria aunque el de As se le olvidó el abanico en la sala que hay habilitada en El Chiringuito para ver los partidos de LaLiga. Guerrero lo vio y pensaba que era de Soria de ahí la confusión.
El tema generó muchas risas entre los tertulianos que no daban crédito a que Roncero hiciera un regalo a Soria. Finalmente todo se aclaró aunque la duda quedó sembrada. Parece que al final la relación entre el merengue y el sevillista no es tan mala como se suponía, pero sin embargo Soria, muy en su postura, rechazó de primeras el obsequio de Roncero ya que decía que se lo había regalado el juez de línea.
Por este motivo ahora a Rafa Guerrero lo han apodado bajo el nombre de robaregalos algo que se tomó con humor y que trató de explicar ante el resto de sus compañeros en El Chiringuito. En clave de humor se tomó este episodio donde Roncero quiso enterrar el hacha de guerra al menos durante un rato pues esto no quiere decir que podamos seguir disfrutando de las broncas y debates que nos regalan Soria y el de As.
La justificación que dio Rafael Guerrero fue que, "es que pensaba que se lo había olvidado Soria". De primeras Josep Pedrerol quiso mediar en el asunto y le pidió explicaciones a colaborar por el hurto. Este no dudó en dar su versión aunque aprovechó para decir que él siempre espera a que se vayan todo de la sala anteriormente mencionada para mirar en los asientos e inspeccionar el suelo por si se encuentra algo.
De hecho, explicó que siempre se encuentra unas monedas y parece que el dinero no lo termina de entregar nunca a su dueño. Las risas se multiplicaban pero la imagen que dejó Rafa Guerrero deja mucho que desea pues este tipo de gestos entre compañeros son cuando menos feos.
El regalo del abanico era de una pareja madridista de la peña merengue de Manacor. En él se puede ver una dedicatoria y en el centro un escudo del Sevilla pintado a mano, un detalle que gusta ver entre tantos insultos y polémicas que a veces rozan lo irracional. De esta forma, parece que Soria no cae tan mal como se suponía a ciertos aficionados merengues.