La oferta de contenido de fútbol en televisión es cada vez más amolia. Aunque si tuviéramos que hablar de la referencia, esa sería sin duda, “El Chiringuito”. El programa presentado por Josep Pedrerol ha sabido encontrar su espacio, siendo una de las opciones más vistas. Aunque hay quién prefiere no verlo como la mujer de Tomás Roncero.
El redactor jefe del Diario AS, está casado y tiene varios hijos y el madridismo o el fútbol en general, lo conocen sobradamente. Este periodista siempre ha tratado de defender los intereses blancos y muchas veces lo hemos visto irritarse por comentarios que se dicen en plató, discusiones con otros tertulianos o broncas o broncas a su propio equipo.
Roncero un fijo en "El Chiringuito"
A Roncero siempre se le ha visto con un mismo carácter, pero si hay una razón por la que su mujer no decide verlo es por las horas a que lo ponen. Sus horarios suelen ser de “late night”, cuando muchos ya cogen el camino hacia su cama. Pedrerol suele empezar a las 00:00 de forma puntual y el programa suele terminar sobre las 2:30 o 3:00 de la madrugada. Unas horas algo prohibitivas si a la mañana siguiente se madruga. Es el líder de las noches deportivos de cada domingo a jueves.
Pero la mujer de Roncero, a parte de ser colchonera, muchas veces prefiere desconectar e irse a descansar. Además, como ya lo ha desvelado muchas veces el bueno de Tomás, ella es colchonera. No sigue los valores madridistas, algo que todavía dificulta más que vea dicho espacio futbolero, cuando la palma se la suelen llevar Real Madrid y FC. Barcelona.
La intensidad del programa le puede
Otro de los motivos por los que prefiere no invertir tiempo en su marido, podría ser por los nervios e intensidad que le provoca ver a su esposo sufrir de forma tan profunda. Roncero siempre ha sido una persona muy temperamental y se mueve por emociones.
Contener al madridismo de forma relajada es algo complicado, ya que este equipo ha conseguido llevarnos a todas partes. La pasión por el fútbol nunca debería ser comedida, sino que esta debe expresarse en todas sus formas. Todavía más en un programa de debate que tiene cerca de tres horas de duración.