La expectativa con el partido de ayer era algo clara. Ni el barcelonismo creía en una mínima remontada o casualidad para que los culés estuvieran en la siguiente fase de la Champions.
Estos jugaron su partido ya eliminados, pero por si fuera poco, también perdieron el suyo propio y con un resultado más que contundente: 0-3. El Barça no dependía de sí mismo y solo una victoria de los checos en el otro partido del grupo, el Inter frente al Viktoria Plizen, les hubiera hecho soñar. Pero ni los centro europeos consiguieron ganar ni los azulgranas hicieron sus deberes.
El estado anímico culé
La desmotivación fue total y absoluta y por segundo año consecutivo caían derrotados de la Champions League. De ahora en adelante, se verán obligados a jugar la otra competición: la Europa League. Aquella que ya parece ser habitual en el Camp Nou. Cambio de himnos, de rivalidad, de expectación...veremos qué sorpresa nos trae este año la propia competición de la que fueron eliminados la temporada anterior.
En el plató de “El Chiringuito” el horno no estaba para bollos y los culés no sabían dónde meterse frente a la tranquilidad absoluta del madridismo. Parece que su derrota en Alemania, quedó prácticamente reconfortada con la eliminación del equipo de Xavi.
El Lobo Carrasco cae en el ridículo
Algunos tertulianos como Lobo Carrasco o Jota Jordi, hasta se vieron enfrentados en un debate que parecía absurdo: ¿Caer en octavos o ganar la Europa League? La mentalidad ganadora de cualquiera hacía pensar que todos estarían de acuerdo en la medida que cuánto más grande sea el botín, mejor para la imagen y el rédito del equipo en sí. Pero parece que no: la hipocresía sigue reinando entre algunos y la tozudez del Lobo Carrasco empieza a ser irritable.
Este consideraba más oportuno hacerse con el segundo título europeo, sin ningún tipo de miramientos. Un auténtico conformista de la vida. Ha abandonado la lucha por ser el mejor y se ha asentado en la mediocridad de su propio equipo. Su versión es la de un tipo que ha bajado los brazos y ya no sabe dónde o cómo luchar. Asumía entonces que su causa de jugar en Champions estaba perdida y pretender soñar en grande, ya no está disponible ni a su alcance.
Sorprende como un hombre de fútbol, exjugador culé, y a priori, ambicioso asuma tales barbaridades. De cualquier otro equipo se podría entender menos de un equipo que aspira a volver a ser un grande. Quizá es esa la mentalidad que les condiciona para no jugar del todo bien al fútbol.
Jota Jordi lo tenía claro
En cambio otra película bien distinta es la que presentó Jota Jordi. El catalán, con una lectura más certera y próxima a la realidad, consideraba que dónde tiene que llegar el club es a lo más alto posible. Sea como fuere, su destino debe ser siempre lo más alto.
Ya que uno no solo puede mirar el dedo dónde se señala el camino, debe mirar el destino al que quieren llegar. El debate fue intenso, Jota Jordi habló de ridículo, vergüenza y fracaso. Sensaciones que llevan arrastrando el club desde hace ya bastante tiempo.
Aunque si hay algo claro en todo esto es que a este Barça no le da. Su estado de forma, el ánimo alicaído de sus jugadores o el planteamiento del entrenador no han sido el correcto para pasar de fase de grupos. Tan solo una victoria en las cinco jornadas de juego que llevan. El fracaso es estrepitoso. El ritmo puede seguir ampliándose a solo cuatro partidos para el parón para el Mundial.