No hay cosa peor que ponga de los nervios a cualquier antimadridista que es la de presumir las catorce Champions que ha conquistado el club blanco.
Este propósito es el que rompe con todo y contra todo sin espacio para la crítica. Conquistar catorce copas de Europa no es baladí, sabiendo que eres el equipo más laureado.
Eres el blanco fácil y la envidia de muchos otros. Por ello siempre criticarán al madridismo: será perseguido, ninguneado y maltratado pero ahí está la ilusión de ser de esta parroquia. La marea blanca es aquella que empuja sin cesar a todas horas: esa que cree a ciegas, la que aspira a todo hasta el final.
Con este argumento se habrán llegado a numerosas encrucijadas, una de las más sonadas fue en pleno debate televisivo del programa que dirige Josep Pedrerol, “El Chiringuito”.
Jota Jordi VS Juanma Rodríguez: el eterno duelo
La controversia la generaba Jota Jordi, desprestigiando de malas maneras al Real Madrid. Pero para ello estaba Juanma Rodríguez, que previo ataque de nervios supo ponerle en su sitio.
Para entender discusión, tenemos que remontarnos años atrás. Cuando el FC.Barcelona conseguía ganar algún título y aspiraba, por entonces, ser un equipo grande. Ahora, esta situación no tendría ningún tipo de sentido. A los azulgrana ya no les alcanza ni para dar caza a su sombra y ahora es un conjunto que navega a la deriva.
Pero como si fuera una historia cíclica, nada nuevo en el fútbol, el tertuliano culé explotaba una vez más por la magnitud que cogían los de Chamartín al conquistar una nueva orejona. Sucedía entonces la consecución de la treceava, la última de aquel trienio de oro que catapultó Zidane.
Los culés se habían borrado de la ecuación ellos solos y sin apenas conquistar nada de especial, los merengues les habían quitado todo el mérito. Conquistar un trofeo de esas características supone llegar a unas cotas de protagonismo bastante altas.
La Champions no la consigue cualquiera
A cualquiera le bastaría con alzarse con una de esas. No pasa desapercibido su éxito y por ello todo el mundo hablaba de ellos, algo que no podía soportar un seguidor culé como Jota Jordi.
En el plató surgieron varios focos abiertos. La bancada barcelonista trató de punzar, acusándoles de ser un equipo pequeño. Pero de menudo no tiene nada este tiburón blanco.
Nada más lejos de la realidad, esa concepción es la que vive instalado el barcelonismo a numerosos puntos de diferencia que acabaron la campaña anterior.
Huelen el miedo y las críticas era su único canal de salida. El catalán también les reprochó que muchos de los trofeos conquistados no valían como tal. Otro de esos argumentos vacíos y partidistas.
El debate interminable que no tiene fin. En la vida a uno le enseñan a venir llorado de casa y en tiempos difíciles, mejor ponerse bajo cubierto porque al barcelonismo no le quedan muchas vidas para caer en la miseria.