El Real Madrid es ese equipo inmortal, legendario y pletórico en todas sus formas. Los jugadores que forman parte de la entidad tienen unas características especiales y son únicos en su especie. Por ese motivo, no es casualidad que este equipo sea uno de los más laureados del mundo. No hay discusión que valga o motivo aparente para reprochar nada a nadie.
De hecho, ayer ya lo intentó hace el Lobo Carrasco con Guti y el barcelonista salió muy mal parado. La calidad del mediocentro la sigue almacenando tanto dentro como fuera del terreno juego. Ambos debatieron sobre la rebeldía de ciertos jugadores como son los casos de Joao Félix o el último en hacerlo, Ansu Fati. Véase que ninguno forma parte de la disciplina blanca. Algo que todavía deja más en evidencia si cabe a Barça y Atlético.
La lección de Guti a todos aquellos "rebeldes" del fútbol
Resulta curioso que esto suceda en los otros dos considerados “grandes” de la Liga. Pero que ninguno de ellos ha demostrado estar al nivel de los blancos o tampoco se han clasificado para la fase final de la Champions: uno cayó en la repesca de la Europa League y el otro cayó fulminantemente eliminado sin ningún opción a nada.
En el caso del madridista, Guti, consideraba que eso era una simple niñez sin importancia. Para ello, el jugador les recomendaba a aquellos que están en esos casos, que deberían asumir su nuevo rol.
El tiempo pone cada uno en su lugar y la única forma válida para volver al lugar que uno cree merecer, es trabajar duro a diario. No hay otra propuesta encima de la mesa. Menos si juegas en este tipo de equipos, dónde entre tanta estrella, cada uno necesita brillar.
Para el mediocampista no había dudas. Este quiso zanjar el debate de forma directa. En dos frases dejó al azulgrana por los suelos: “Tu, si no jugabas, te ibas. Yo anteponía el grupo a mi mismo”. Esa es la diferencia entre la grandeza y la mediocridad. Tan solo hace falta ver sus carreras en paralelo.
Las trayectorias de Guti y el Lobo a debate
Sus trayectorias no se asemejan en prácticamente nada. Guti llegó al primer equipo como canterano, mientras que el otro venía de otro lado. Los títulos de uno y otro es dónde más fácil se ven las evidencias: 16 contra 10. El poderío de uno y otro es terrible, no se pueden comparar.
Ambos también fueron perfiles a los que se les descartó por sus propios entrenadores y a la vista está que cada uno escogió su propia estrategia. Así les fue entonces las cosas a cada cual.
El exdelantero culé primaba que, en esos casos, es motivo suficiente como para que el jugador se plante y quiera marcharse, pedir más dinero o la causa que quiera reivindicar en ese momento. El Lobo es un hipócrita del fútbol.
Como a todos, le interesa ganar y a pesar de que presuma de hacerlo de forma bonita, le da igual el cómo. Su papel es claro: un auténtico vende humos de campeonato. Guti ya le tiene cogida la moral, y a este Barça o al Lobo, no se lo cree nadie.