Lo de Darío Montero y el morbo que tienen con Leo Messi, parece ser ya una cosa escandalosa. Desde Barcelona siguen empeñados en que cada partido del argentino debe ser histórico, algo que con el paso de los años, tan solo nos ha demostrado que la cosa ya no es así.
A estas alturas, todavía se sigue debatiendo si el delantero seguirá siendo el mejor jugador del Mundial. Un debate absurdo y sin fundamentos. Hasta algunos lo comparan con Kylian Mbappé, un jugador más joven, más hecho y más hábil.
La farsa del barcelonismo
A su edad, Messi, realizó el Mundial de Sudáfrica en 2010 con el cartel de genio. Un tipo que se acabó diluyendo en ese torneo despidiéndoe en cuartos de final ante una colosal derrota ante Alemania por 4-0 y sin que el jugador de la albiceleste consiguiera anotar ningún gol.
El ex barcelonista sigue cabizbajo desde prácticamente su decadencia en el Camp Nou. Tras años de sequía, salió ahora ya hace dos años de Barcelona y aterrizaba en el Parque de los Príncipes para seguir paseándose por el verde.
Darío rozaba el bochorno
Pero Darío Montero sigue a la suya con comparaciones más que absurdas. Según el pupilo de Pedrerol: “Messi es el morbo del Mundial: el debate en la calle es si podrá levantar la copa en su quinta intentona. Es su Mundial”.
¿Aunque quién habla ya del argentino? El jugador se ha borrado del mapa. Ya no está en las quinielas para sentarse en la mesa de los grandes, ya que los comensales han cambiado. Ahora gobiernan: Vinicius, Haaland o Mbappé y no él.
La lección de fútbol a Leo Messi
Puede que sea un jugador decisivo, y solo de él depende que su equipo siga vivo, pero no como para ser decisivo y ser una referencia del Mundial. El morbo ya no está en ver si Messi es el mejor o no.
El fútbol moderno se ha impuesto por delante de todo y ahora lo que realmente vende son los jóvenes que se están comiendo el mundo ya sean: Vinicius, Bellingham o Mbappé entre muchos otros.
Darío Montero debería refrescar su repertorio. Vivir del pasado no es aconsejable en esto del fútbol y menos en estos tiempos que cada vez son más las estrellas que aparecen. La broma de mal gusto ya ha terminado.