Ayer en El Chiringuito se mostró una imagen lamentable de los tertulianos culés que copan el plató con unas opiniones un tanto ventajistas. Si bien los de Xavi no pudieron arañar ni un punto en San Siro, tanto Pedrerol, Jota Jordi y Montero en lugar de hacer autocrítica justificaron la derrota culé por motivaciones arbitrales. De hecho Josep llegó a decir que al Barça no le van a regalar nada, algo que se entiende, más aún en una competición como la Champions.
Los jugadores del Barcelona, según la información de Montero, tuvieron que ser parados por trabajadores del club para que la polémica por el posible penalti no tuviera mayores consecuencias, aunque hay una frase que se escuchó en las duchas que dice mucho de dónde se agarran los de Xavi cuando vienen mal dadas. Así es imposible hacer nada en Europa, dijo algún jugador, justificando todos los problemas del club en la figura del árbitro.
Y es que lo que hace a un equipo ganador no es el lamento sino el amor propio y el orgullo. A nadie se le escuchó reconocer que no habían hecho ningún mérito para ganar pues Lewandowski fue incapaz de poner una pelota entre los tres palos en los 100 minutos que duró el partido. Darío Montero intentó justificar el enfado y la derrota con los ojos llorosos, no sabemos si la desilusión de ver a un Barça en esta situación está apagando la ilusión que tenían los hinchas como Montero en esta segunda edición del Barça de Xavi.
"Al vestuario del Barça le han tenido que parar los pies antes de hablar con la prensa, el departamento de comunicación les ha pedido tranquilidad", explicaba Montero. Fue el momento en el que Paco Buyo planteó una pregunta oportuna que nadie del Barcelona quería ni escuchar ni responde. El propio Josep Pedrerol fue el encargado de cancelarle, al decir que ese no es el tema.
Buyo quería saber qué pasaba con los jugadores, con el planteamiento de Xavi, con el juego, en fin, con el resto de partido sin contemplar esa mano. Porque claro está que la acción de la mano es un segundo dentro de 90 minutos que tiene un partido. Y en ese tiempo el Barça no fue capaz de hacerle daño a un equipo que marcha noveno en la Serie A. Quizás los problemas del Barça se resumen en eso, en su incapacidad para gestionar su culpa por los resultados obtenidos.
El árbitro pudo pitar penalti, pero no lo hizo y ahora tendrá que aprovechar al máximo los tres partidos que quedan por disputarse para intentar acceder a la siguiente ronda de la Champions League, algo que cada vez parece más difícil. La semana que viene tendrán la primera final de la temporada y eso que aún estamos en octubre. Si el Inter consigue arañar al menos un punto en el Camp Nou, el Barça lo tendrá prácticamente imposible para llegar a octavos de final.