Hace ya unas cuantas temporadas que el Real Madrid vive acomodado en un espiral de felicidad y optimismo. Los títulos son algunos fundamentos de esta tesis y es que el Real Madrid acumula cinco Champions en la última década, tres de ellas de forma consecutiva.
Florentino ha sabido manejar una plantilla de plenas garantías y el bagaje de un buen entrenador que sepa llevar a auténticas super estrellas. Los futbolistas que han vestido la elástica blanca han sabido mantener un ritmo de competición inalcanzable y es por eso que parte de culpa la tienen estos.
La comunión que se respira en el vestuario blanco
En cada entrenamiento, partido o viaje se respira ese aire de optimismo constante y la comunión que hay entre compañeros. Si nos damos cuenta, veremos que el conjunto merengue no le ha hecho falta modificar mucho sus cromos. Algo que también explica su éxito ya que todos se conocían desde hace muchos años.
Por tanto, en el horizonte tan solo quedaba una premisa: remar juntos por un mismo objetivo. Un gran familia haciendo piña todo el tiempo. Ninguno de los jugadores que han pasado ha estado por encima del escudo. Una institución con 120 años de historia que se ha catapultado a cotas de victorias incalculables.
A estas fieras feroces solo les falta un buen gestor de grupo: un director de orquesta como Carlo Ancelotti. El italiano ha vuelto a recuperar la mejor versión de sus pupilos y los tiene a todos enchufados. La competencia por conseguir una plaza en el once es la máxima por la que luchan todos ellos.
Tan solo son 11 valientes los que cada jornada salen de inicio, pero son muchos los que quieren formar parte de esta historia. De ahí la rivalidad que les acaba haciendo más fuertes y mejores. Pero todo queda sobre el verde. ¿Cuántas veces hemos visto la conexión fuera del terreno de juego? Comidas, cenas, fotografías, el club y sus jugadores están de moda y hasta las propias WAG’s también han conseguido hacer piña para animar a los suyos.
La emoción de vestir de blanco casi a diario
No es casualidad que haya un gran interés por aterrizar en la Casa blanca. Es más, siempre que se produce una salida el jugador pertinente lo pasa mal y hasta tiene frío. El Real Madrid se echa de menos. Catorce Copas de Europa no se conquistan solas, así como si nada.
La afición tampoco sabría explicar dicho éxito ya que en este conjunto ocurren cosas sobrenaturales. Nadie puede explicar ni cómo o por qué, de ahí que la leyenda sea todavía más exclusiva. Desde Chamartín pueden presumir de contar con grandes hitos.
El Bernabéu es el templo donde las cosas ocurren. Allí el peregrino madridista encuentra su luz, energía y paz. Porque no hay mejor viaje que el de vivir una goleada de escándalo o una épica remontada. Los milagros existen y este conjunto es un brujo con el balón: ¿qué mayor demostración de fe puede tener alguien? La garra del Real Madrid es imparable, todos los saben. Huelen el miedo y mejor no hacerles enfadar porque uno ya sabe cómo se la devuelven.