La mano de Negreira sigue meciendo la cuna. Y lo hemos vuelto a ver en el partido que jugó el domingo el Barcelona contra el Sevilla, correspondiente a la décima jornada del campeonato nacional de Liga.
Una controvertida decisión del colegiado Ricardo de Burgos Bengoechea en el 24’, señalando un penalti inexistente de Peque sobre Raphinha, supuso el primer gol de los culés. El contacto era muy leve, pero el colegiado vasco no tuvo ningún tipo de duda.
Robert Lewandowski se encargaba de transformar el gol desde el lanzamiento desde los once metros y el encuentro terminó poco después, ya que al descanso el marcador reflejaba un contundente 3-0.
La victoria del Barcelona se dio como consecuencia de un penalti levísimo, lo que abrió la posterior veda para una goleada sin precedentes ante un Sevilla que tendrá que mejorar mucho si quiere conseguir ciertos objetivos.
El blanco, no
Ocurre con De Burgos Bengoechea que, el pasado año, en el partido que el Madrid jugó en Getafe se ‘tragó’ dos claros penaltis al Madrid: uno a Vinicius, en la primera parte, y otro a Brahim Díaz, en el segundo tiempo.
Aquel encuentro el conjunto de Carlo Ancelotti lo ganó con dos goles de Joselu, pero el equipo se estaba jugando la Liga y volvió a padecer el lamentable arbitraje al que ya estamos acostumbrados en el campeonato doméstico.
Lo que se pita a futbolistas con camiseta azulgrana no se aplica a los que van de blanco. El problema es que el criterio no es uniforme y, lo peor, es que muchos nos tememos el porqué…