El Real Madrid entrenó este martes en Valdebebas ante su afición, en un estadio Alfredo Di Stéfano que se llenó con hasta 6.000 aficionados para despedir un 2024 de auténtico ensueño.
Los más pequeños pudieron disfrutar de un momento muy especial, al vivir una jornada muy emocionante delante de sus ídolos. Un entrenamiento en el que volvieron a unirse al grupo David Alaba y Ferland Mendy.
Uno de los protagonistas ha sido Eduardo Camavinga, que incluso llegó a regalar sus propias botas de fútbol a un niño. “Le he dado mis botas, me da igual si mañana estoy enfermo. Yo cuando era niño era como él, así que es lo importante a la gente lo que nos da. Es normal hacer esto para los aficionados”, indicó el francés, que era entrevistado en ese momento en Realmadrid TV.
“Lo mejor de este año han sido los títulos y también los queremos para 2025, además de mucha emoción para la afición”, remarcó el ‘14’ merengue, que se caracteriza siempre por su trato cercano y afable.
Un fenómeno dentro y fuera de la cancha
Con este gesto, Camavinga se reivindica como uno de los ídolos más relevantes del madridismo. Una acción que humaniza a las estrellas, a veces muy ensimismadas y algo alejadas de la vida más cotidiana.
El jugador galo es uno de los comodines que tiene más a mano Ancelotti en la plantilla, como ya se demostró en el último partido del año pasado ante el Sevilla (4-2). A su faceta en el centro del campo, hay que unir su versatilidad como lateral izquierdo, en una demarcación que Carletto ya le probó el año pasado.