Hay gente que aún cree que como Messi no hay ningún jugador, pero se apoyan más en argumentos sentimentales que en racionales. El argentino abandonó el Barça la temporada pasada y fichó por un club que le permitía seguir teniendo un sueldo estratosférico. No es que el Barça no pudiera pagarle, es que él no quería rebajar su sueldo.
Y las lágrimas de despedida en su último día como blaugrana se esfumaron en lo que tardó en llegar al aeropuerto del Prat y tomar el avión a Paris. Pero si algo dejó Messi en Barcelona fue la vitola de mejor jugador del mundo, algo que parece, para muchos, no dejará de ser incluso tras colgar las botas.
El fenómeno Messi va incluso más allá del insulto como se pudo reflejar en el malogrado tweet de TNT Sport Argentina que publicaba una foto de Carlo Ancelotti y Karim Benzema en la que se leía: "Benzema es el mejor jugador del mundo, cuando no está nos falta algo". Estas palabras de Ancelotti fueron utilizadas por la cadena para recordar que Messi no es tenista si no futbolista, en clave de humor.
Pero estas opiniones de quienes ven en la figura del argentino al mejor jugador del mundo son cuanto menos ilusiones. Las cifras hablan por sí solas. Ni siquiera Messi ha sido capaz de echarse al Paris Saint Germain a la espalda durante la pasada campaña. Kylian Mbappé ha sido quien le ha dado al equipo parisino un salto cualitativo, evidentemente Messi no es cojo y sigue estando a buen nivel, pero ni mucho menos se puede igualar al ritmo que han llevado este año jugadores como Karim.
De hecho para analizar este asunto de una forma más crítica, habría que rescatar la eliminatoria de Liga de Campeones entre el Paris Saint Germain y el Real Madrid. Leo Messi falló un penalti en la ida que hubiera facilitado mucho la posibilidad de estar en cuartos de final. Y en la vuelta no tuvo ningún momento de brillantez como los que tenía antes. Momentos determinantes que declinaban la balanza a favor del Barça.
Pero ese Messi ha dejado de existir y cuanto antes se den cuenta quienes lo glorifican, antes podrán darse cuenta que hay más jugadores a parte de Messi. Pero en Argentina no se sabe si primero fue el propio país o arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Con esta forma de enfrentar los hitos históricos es más difícil avanzar hacia el futuro.
Durante los primeros años de Messi, los mejores de su carrera, los argentinos decían de él que era un "pechofrío", término que en España sería algo así como un futbolista sin sangre ni garra. Y es que los que ayer decían eso y ponían a Maradona como el primer ídolo celeste, casi elevado a los cielos como Dios, son los mismos que hoy le han entregado esa corona a Messi. Pero si uno se aleja un poco de la frontera argentina verá en todos los diarios del planeta que el mejor de el mundo ya no es Leo Messi si no Karim Benzema, el delantero centro del Real Madrid.