Los amantes al baloncesto vieron como la mítica frase de I love this game se volvió hacer carne ayer en el American Airlines Center de Dallas. 20.000 almas asistieron a un partido que quedará para la historia de este deporte.
Luka rompe barreras
Su nombre es Luka Doncic y desde hace muchos años se pronosticaba que iba a llegar a la NBA para seducir a los agnósticos del hombre blanco que se cuelga en los aros. Luka ha roto esa convicción, ayer marcó cifras que nadie ha conseguido, algo que en Madrid vieron cuando aún era un niño.
Las cifras
El jugador franquicia de Dallas Mavericks consiguió anotar ayer 60 puntos, coger 21 rebotes y dar 10 asistencias, nunca antes en la historia de la NBA, que es muy larga, se había conseguido un triple doble con 60 puntos y más de 20 rebotes.
Y es que si alguien pretende encontrar en la historia un jugador como Doncic puede permitirse prescindir de esta búsqueda pues no lo va a encontrar. Doncic no es Kobe, ni Lebron tampoco es Michael Jordan y seguramente acabe su carrera sin el reconocimiento que merece su talento.
Ganar anillos en la NBA es conditio sine qua non para entrar en la zona noble del Salón de la Fama, eso sí, Luka puede que no se siente con ellos, pero de lo que hablan hoy y de lo que hablaran mañana es de ese chico esloveno que hizo pequeño a otra leyenda, Dirk Nowitzki.
La anécdota
Hay quien se quedará con que Doncic lo que pidió después del partido fue una cerveza, ni un trofeo ni una placa ni una estatua a las puertas del American Airlines. El esloveno quería descansar y beberse una cerveza porque los más grandes de la historia se parecen mucho a la gente corriente.