Chus Mateo, ayudante de técnico de Pablo Laso en el Real Madrid, lleva desde el año 2014 en el conjunto blanco como la mano derecha del entrenador madridista. Solo hay que ver cómo interactúan en cada partido para darse cuenta de lo que significan ambos técnicos para el equipo: la lucha, la garra, el carácter competitivo, el exigir a los suyos dejarse todo en el campo y ser una fuente de inspiración para sus jugadores.
En una entrevista publicada en su página web, a través de ‘Deporte en acción’, Chus Mateo hace un repaso sobre su vida personal y deportiva y cuenta por qué decidió ser entrenador; su primer partido como jugador y entrenador; el concepto del liderazgo, que para él un líder es aquel que, sin levantar la voz, se hace escuchar. Aquel que a veces sólo con su comportamiento y su forma de actuar, arrastra a los demás; las decepciones personales y deportivas…
“Me acuerdo perfectamente de mi primer partido organizado, de mi primera canasta, de quién me defendía, del nombre del entrenador…de la ilusión con la que me preparaba la ropa de deporte los días que tenía entrenamiento”, confesaba el entrenador español
“Y la primera vez como entrenador, con 16 años, mientras jugaba con el equipo del colegio, empecé a entrenar un equipo de niños de Mini básquet (pre mini básquet). Les sacaba siete años, ellos tenían nueve. Ese equipo lo entrené durante cinco años más y fuimos campeones de Madrid de la categoría Mini, lo que me motivó mucho a seguir entrenando después. Desde entonces, ya no lo he dejado”, contaba
Su paso del ajedrez al baloncesto
Chus Mateo también relataba que de joven le gustaba mucho el fútbol y, sobre todo, el ajedrez, pero decidió dejarlo cuando se dio cuenta de que su verdadera pasión era el baloncesto. “Me encantaba jugar al baloncesto. Lo sé, porque en cuanto lo probé, me decidí a dejar el fútbol y el ajedrez, que era lo que me gustaba hasta ese momento”.
“Me gustaba tanto que renuncias a salir los viernes con otros compañeros de clase, para quedarte en el colegio a entrenar, te comprometes a ir todos los fines de semana del año a la competición con tu equipo y disfrutas tanto, que estás ansioso porque llegue el próximo entrenamiento”, afirmaba.
“Pero un día empezó a pasarme eso mismo, siendo yo el entrenador. Encontraba el gusto a planificar los entrenamientos, inventaba los ejercicios para mejorar a los chicos, dirigía y me sentía cómodo en los partidos, preparaba la estrategia y programaba la semana. Mis compañeros de siempre me propusieron hacer un equipo senior en el colegio y preferí seguir ‘jugando a ser entrenador’. Ahí acabó mi experiencia como jugador”, concluía la mano derecha de Pablo Laso.
El equipo de baloncesto se proclamó ayer campeón de la Liga ACB por trigésimo sexta vez en la historia del club blanco ante el Fútbol Club Barcelona. Un título donde Pablo Laso, acompañado de su inseparable Chus Mateo, volvieron a ser fundamentales en la planificación y la gestión de la plantilla.
Un nuevo título que fue dedicado al primer entrenador madridista que, recientemente, sufrió un infarto y le ha alejado de los últimos partidos del equipo, pero que, afortundamente, ha conseguido superar y ya se encuentra mucho mejor.