"Igual hay que recordarle a la UEFA quién es el Real Madrid". Con estas palabras, Florentino Pérez desataba la ira divina sobre quienes se creían superiores, capaces de eliminar la grandeza del mejor club de todos los tiempos. Los patéticos intentos de Ceferin de apear al Real Madrid de la Champions, modificando descaradamente el sorteo de octavos de final y colocando los equipos más complicados en el camino, se han visto aniquilados por unos jugadores que no son mercenarios, futbolistas profesionales y que sienten los colores mucho más que otros que supuestamente sí lo hacían.
Esta nueva muestra de la entereza del Real Madrid ha silenciado a las legiones de antimadridistas que esperaban ver la caída del club blanco. Mientras que la UEFA está desconcertada por las brillantes actuaciones del conjunto blanco e intenta cambiar el formato de la máxima competición europea como medida a la desesperada, la FIFA sigue viendo desgastada su reputación como entidad pulcra desde que antagonizó sin pensar con la idea de Florentino Pérez.
Al impactante fracaso que fue el apoyo a Ceferin por parte de Infantino se han sumado las durísimas críticas y acusaciones de una larga lista de delitos e irregularidades que día sí y día también pueblan los medios de comunicación por la organización del Mundial 2022 en Qatar, señalando la falta de escrúpulos de una, supuestamente, organización sin ánimo de lucro. En estos días, la FIFA ha sufrido una nueva sacudida por parte de EA Sports, también vaticinada por Florentino Pérez cuando el presidente habló de los jóvenes en su anuncio de la Superliga.
La separación de la desarrolladora de la marca ofrecida por la Federación ha provocado un cierre de filas absoluto en torno a EA Sports por parte de los clubes, que no han dudado en ponerse del lado de la desarrolladora. Las injustas vinculaciones que ataban a EA Sports con la FIFA significaban un recorte absoluto de su libertad creativa y la obligación de abonar leoninas cantidades de dinero a una organización que teóricamente necesita hasta 150 milones de euros por temporada para realizar, entre otras labores, obras caritativas.
El aumento del dinero exigido por la FIFA ha provocado la ruptura de relaciones comerciales entre la desarrolladora y la institución, que intenta salvar los muebles argumentando que "el auténtico y verdadero juego que lleva el nombre 'FIFA' será el mejor a disposición de los gamers y los fans del fútbol". Las palabras de Infatino no pueden ocultar la desesperada búsqueda que la FIFA está llevando a cabo para no quedarse anclada en el pasado en otro aspecto más.
El Real Madrid ya ha mostrado su adhesión al nuevo título futbolístico desarrollado por EA, que tendrá como primera fecha de salida la temporada 23/24 y que pasará a llamarse EA Sports FC. El conjunto blanco, siguiendo el modelo de otros equipos europeos, ha publicado una imagen personalizada en la que "se unen al Club". Las licencias de jugadores, equipos y competiciones, por supuesto, seguirán en poder de EA Sports, puesto que se negocian directamente con FIFPRO, institución completamente desvinculada de la FIFA. Aunque la próxima campaña salga FIFA 23, este será el último de una saga que empezó treinta años atrás con futbolistas sin licencia. Y acabará de la misma manera.
Nuevamente, se demuestra que Florentino Pérez es un auténtico visionario para todo lo relacionado con el fútbol. Sin importar los intentos que los antimadridistas, colocados en todas las instituciones y lugares posibles, hagan para acabar con el club blanco, el Real Madrid y su presidente se alzan victoriosos por encima de los incrédulos y quienes reniegan del mejor club de todos los tiempos.