La peculiaridad del Real Madrid es la de ser un equipo tan grande que cuenta con la posibilidad de ser un tiburón en todo lo que hace. Olfato en la faceta deportiva y en los despachos. Convierte en oro casi todo lo que toca y su potencial es pura dinamita.
Su magnitud es tan grande que es capaz de revalorizar a un jugador a categoría de estrella. Por eso, los ojeadores y el núcleo de Florentino, andan con mucha delicadeza para consentir las virtudes del que quiera se cazado para vestir la elástica blanca en el mejor estadio del mundo.
No hace muchas temporadas atrás, en un momento de debilidad del equipo blanco, cuando se curaban las heridas que había dejado el astro portugués y máximo goleador de este equipo, se especuló con la incorporación de varios jugadores que agitaran al vestuario y les llevara de la mano hacia la senda del gol.
Las exigencias del guion, relacionaron a Isak con el vestuario blanco
Benzema empezaba a carburar, pero la historia impredecible de este conjunto ya va siendo habitual. De modo que los dirigentes pusieron el ojo en el mercado. Su repercusión fue tal que solo mirar por el rabillo de la puerta, muchos nombres se presentaron sin pensárselo dos veces. Uno de los que más sorprendió fue el de un sueco poco conocido por entonces: Alexander Isak.
El equipo no fue muy lejos a buscarlo, era vecino de San Sebastián, club amigo con el que se han realizado varios traspasos a lo largo de su historia. El jugador militaba por entonces en la Real Sociedad y era el delantero de moda que pretendía romperla a toda costa. Joven, espigado, discreto, pero con mucho desparpajo de cara a portería, presentaba todas las características para liderar un cambio en la delantera.
Las negociaciones no acabaron de salir. Los vascos tampoco querían desprenderse de una de sus mejores armas y se pretendían costes muy elevados. Exagerados, quizá, por un jugador que estaba todavía por despuntar. Tenía tan solo 18 años recién cumplidos y su valor de mercado se cotizaba en 40 kilos. El tope que ha llegado hasta el momento en su carrera.
Salido de la cantera del Borussia Dortmund en Alemania, es otra de las gangas que salió de la fiebre amarilla. Como txuriurdin ha conseguido mantener una estabilidad, durante los años que lleva instalado en el club.
Un viejo conocido del Real Madrid: Alexander Isak
Ya van tres temporadas en la Liga con magníficos resultados a su favor. 129 partidos con 43 goles y 8 asistencias. Esos son sus potenciales registros. A su carrera todavía le quedan muchas vueltas y el techo en Anoeta está llegando a un tope. De fichar por el Real Madrid quizá la película hubiera cambiado.
Pero así se explica este fenómeno. Cuando el huracán blanco se acerca, la inflación está por las nubes. El horno no está para bollos y todos son los que quieren sacar tajada por ello. Pero una vez el transatlántico se aleja, los mares vuelven a calmarse. Su cotización empezó a disminuir y nunca más se dio un pico igual en su carrera.
Desde entonces solo ha hecho que bajar y no tiene pinta de parar. Actualmente ya está 10 millones por debajo de lo que pedían cuando preguntó Florentino Pérez. El futbolista podría encajar en cualquier equipo que le diera un buen proyecto.
En su país siempre se le ha comparado, por su juventud explosiva, con uno de los héroes nacionales: Zlatan Ibrahimovic. Está destinado a ser el sucesor y el abanderado que les siga poniendo un nombre en el mapa.
Las oportunidades blancas no suceden todos los días y parece que, para Alexander Isak, la flauta podría volver a sonar. En su día, no quiso confiar en la aventura que es vivir como merengue y sus retos ahora son otros.
Isak el jugador que ya pudo fichar una vez como blanco
El vestuario tampoco lo echa de menos y con Benzema a este nivel, ya ni se debate por un recambio de urgencia. ¿Pero como posible refuerzo de futuro? El secreto de la eterna juventud: tan solo cuenta con 22 años.
No es muy habitual que el club de Concha Espina pesque en el mercado local, pero de haberlo hecho, estaríamos hablando quizá de una de las operaciones más rentables. El jugador firmó hasta 2026 en su última renovación realizada la campaña pasada. Veremos si se acaba moviendo de Zubieta, pero le echarían en falta en la Real.
No se equivocaba el madridismo confiando en su fichaje. Ahora quizá ya es demasiado tarde y el remedio ya no cura a la enfermedad. El club se ha vuelto loco y ahora vive instalado en la victoria. Isak se quedó en Donostia ganando únicamente una Copa del Rey mientras que los blancos han asumido la catorceava y alguna que otra liga.
La gran diferencia del fútbol que no tiene memoria, pero que bonito es. ¿Se acercará de nuevo Isak a la Casa Blanca?