Del partido entre el Real Madrid ante el Chelsea se pudieron sacar numerosas conclusiones. Estos arrasaban una vez más en Europa y volvían a una nueva semifinal de la Champions. Ya van 11 en los últimos trece años y parece que estos son imparables.
El equipo inglés apenas opuso resistencia y a pesar que los de Lampard incomodaron de cierta forma a los de Ancelotti en los primeros compases del partido, allí estuvo de nuevo Courtois para hacer otro imposible e impedir cualquier tipo de opción del rival. El equipo mantuvo el tipo y fue feroz a por la victoria.
La estrategia de los ingleses era clara: a tumba abierta para conseguir algo de fortuna. El plan no les acabó de salir visto que, generando poco, el Real Madrid se plantó dos veces en el área rival y sentenció la eliminatoria. Los blues lo intentaron, pero este equipo ya no es el mismo de otras épocas.
Su fragilidad defensiva era evidente y arriba por mucha pólvora que tuvieran, les supuso un esfuerzo insuficiente.
La conclusión del partido de ayer
Pasaban los minutos en Stamford Bridge y parecía que aquello mejoraba, sobre todo con la entrada de los revulsivos de los del Chelsea y desde el palco dónde se sentaba Florentino, había un mensaje claro: Havertz sigue siendo el mismo.
El jugador alemán en propiedad del Chelsea, resulta que había sido un futbolista vigilado por la entidad merengue. Estos ya quisieron hacerse con él en un pasado, pero la cosa no acabó de salir. Entre la pandemia mundial y los reajustes económicos todo saltó por los aires y las cuentas de los clubes restaron congeladas.
Sin poder gastar o fichar, los equipos se tuvieron que adaptar como meramente pudieron y el atacante teutón acabó fichando por los de Londres a cambio de 90 millones. Una auténtica barbaridad por los tiempos que corrían entonces. Este era un futbolista diferente.
Las prestaciones de Havertz
Hábil, veloz y con un buen olfato goleador se entendía que podría dominar el fútbol en cuestión de años. No han pasado tantos, y parece que este sigue trabajando en su propósito. Ayer era incapaz de conectar con sus compañeros, pero se le veían cosas y puede que el Chelsea ya se le esté quedando pequeño.
Su contrato expira pronto, en 2025, y su valor de mercado ha bajado considerablemente a los 60 millones. Veremos qué ocurre en un futuro. ¿Quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas?
Con Mbappé ya se va por el tercer intento para traerlo a las orillas del Bernabéu y la gente le sigue queriendo igual. Si surge la oportunidad, no se descarta que podría ser una de las opciones punteras de la cúpula blanca.