Kylian Mbappé posiblemente se haya ganado muchos enemigos en su traición al Real Madrid. Al hilo de la última polémica relacionada con sus declaraciones sobre “Madrid es mi casa”, no se entiende lo que pretende el jugador ahora.
Supuestamente se quedó en París a raíz de priorizar su patriotismo y convertirse en una leyenda de su actual club. Esa era la teoría. La práctica desvela que todo vino motivado a raíz de las presiones que ejerció el presidente de La República, Emmanuel Macron.
Este fue quién le propuso renovar e intervino en medio del incendio entre Florentino Pérez y Nasser Al-Khelaifi.
Además por si fuera poco, el New York Times, desvelaba ayer las cantidades de su contrato y eran cifras escalofriantes. Hubo una gran decepción por su parte y tras todas las expectativas generadas, el delantero se convirtió en el enemigo número uno.
El Real Madrid se mantuvo firme y fue a la suya
La respuesta inmediata de la entidad, fue coronarse con la catorceava en su propia casa. Algo que no le debió sentar muy bien. Parecía que la calma tensa que se vivía en la cúpula blanca era bastante contenida, aunque si tenemos que señalar el malestar de alguien es el de José Ángel Sánchez.
La figura del director deportivo, mano derecha del presidente, fue quién lo pasó peor tras todo lo sucedido. Posiblemente un gran desconocido por la afición. Aquel que trabaja en la sombra, cuidando todos los detalles, quedó muy enojado.
Una acción que no esperaba nadie y menos, quién había estado detrás de él durante tantos meses. El criterio del jugador tiró por tierra todos los esfuerzos de la directiva y además les dejó en muy mal lugar. Algo que por la propia ética de cualquiera, habría tirado atrás en su embestida por continuar toda esta trama.
Mbappé lo tenía todo planificado
Mbappé les utilizó para hacerse rico a costa suya. Si presionaba al PSG con irse, estos tensarían la cuerda hasta las cotas que se acabó llegando. El daño causado tiene un valor incalculable y si la intención de Kylian, en el mejor de los casos, es sincera: no tiene nada que hacer.
Parece que no bastará escribir unas líneas en un papel o anunciar cuatro bonitas palabras. A parte porque tampoco tiene sentido. No es normal que ahora el joven jugador se atreva a decir que la capital sea su casa, cuando el chico es natural de Bondy.
Una barriada a las afueras de París. Desconocemos que pretende hacer el jugador, pero parece estar muy equivocado si ahora se arrepiente de no haber fichado por el club de Chamartín. Ni está ni se le espera.