Rafael Leao es uno de esos futbolistas que no lo tuvo nada fácil para convertirse en el futbolista profesional que es hoy. De orígenes muy humildes como ya ha declarado en más de una entrevista, Leao tuvo una infancia rodeada de miseria y delincuencia en uno de los lugares más abandonados de Portugal. La ciudad de Almada, justo en la orilla contraria a Lisboa era un lugar difícil donde poder destacar como futbolista.
A pesar de todas la dificultades de Leao, sus padres siempre intentaron que no le faltara de nada. Su madre siempre trabajó en un salón de belleza como peluquera, mientras su padre se desarrolló como funcionario del estado portugués. Sus sueldos a pesar de no ser muy abultados, daban para llevar un plato a la mesa y dar un techo a su familia. Pese a estas dificultades el pequeño Rafael recibió también el nombre de Leao, que viene a significar León.
Y ahora se puede decir que aquel nombre le sirvió para ir subiendo escalones en el fútbol hasta convertirse en campeón de Italia con el AC Milan. De su barrio, el cual descubrió a sus seguidores hace poco, decía que tuvo que vivir como una rata para convertirse en un león. Algo que engrandece mucho más los logros que ya ha conseguido. Leao ahora suena para fichar por otros grandes clubes europeos aunque los interesados se enfrentan a un grave peligro.
El AC Milan pasará este mismo verano a eso que el fútbol moderno se ha empeñado en definir como club estado. Si bien hace años los clubes eran de los socios, cada vez es más común ver como estos se entregan a las grandes fortunas privadas con buenos accesos a los negocios del Estado. Fórmulas que están valiendo para que equipos como el Chelsea, el Manchester City o el Paris Saint Germain amplíen sus opciones para ganar títulos. Gracias a esto jugadores como Leao podrán ser retenidos con grandes contratos en clubes como el AC Milan.