Su nombre llegó a sonar muy fuerte en su día, pero siempre nos quedaremos con lo que pudo haber sido aquel jugador. Fue una petición expresa de Zidane, que veía en él el empuje suficiente a la medular para ayudar al equipo a salir del jardín en el que se había metido el Real Madrid con el traspié de Lopetegui y Solari.
El mediocentro francés, Ndombele, compartía el deseo de firmar por el club de Chamartín, pero las negociaciones no fluctuaron del todo. Los informes que llegaban eran un tanto imprecisos y algunos miembros de la cúpula blanca no veían con corazón dar el paso por su fichaje. Las prestaciones que pedía el jugador para salir de Lyon, eran altas y aquel fue el motivo de su distanciamiento en las negociaciones.
Ndombele, petición de Zidane que salió rana
El Real Madrid buscaba un refuerzo en la medular y tenía los ojos puestos en el jugador francés. Con 22 años su apuesta por jugar a un fútbol rápido y de toque, podían hacer pensar que Ndombele, sería el jugador hecho a medida para el Real Madrid. Finalmente, en aquella ventana de mercado el conjunto merengue sí que pescó en el club francés, pero para llevarse a Ferland Mendy. El equipo blanco se acabó reforzando en la medular con otro perfil, también muy del gusto de Zidane, y que llegaba con el cartel de estrella: Eden Hazard.
Al jugador no le han echado mucho de menos. La medular del Real Madrid no tiene fin y con Casemiro, Kroos y Modric, hasta ahora, ha funcionado a las mil maravillas. Los refuerzos que han llegado como Camavinga y la irrupción de Valverde han demostrado que en el Bernabéu se tienen bien cubiertas las espaldas. Además, ya han empezado a asomar la cabeza algún mirlo como Antonio Blanco, destinado a ocupar en un futuro la plaza del primer equipo.
¿Qué ha sido de Ndombele?
Su proyección fue dejando frutos verdes en su camino y finalmente acabó en la Premier League jugando para el Tottenham. Los equipos grandes se apartaron de la puja y Ndombele, a pesar de no cumplir su sueño, salió para ganarse un nombre en Europa con mucha hambre de títulos.
El futbolista pasó tres temporadas con más sombras que luces. Sus entrenadores, que tuvo hasta cuatro: Pochettino, Mourinho, el interino Ryan Mason y Nuno, no contaban mucho con él. Su actitud, algo díscola, provocó que el jugador estuviera muy despistado. No acabó de encajar con el fútbol directo de la Premier y se le veía por debajo de su rendimiento. Perdió la efectividad en el once y no entraba mucho en la dinámica del equipo.
En su primera temporada en Inglaterra participó en 29 partidos, acumulando 1.400 en toda la temporada. En su segunda temporada, algo mejoró y llegó a la cifra de los 46. En esta última temporada, que la inició en el Tottenham Hotspur Stadium, disputó 23 encuentros. En el mercado de invierno, Ndombele, desesperado por jugar, decidió retomar el rumbo de vuelta a Francia y hacer el viaje a la inversa.
Un rendimiento muy cuestionado
Visto que su rendimiento no acababa de mejorar, el jugador veía que tampoco tenía mucho mercado. Su valor empezaba a decaer de forma estrepitosa, y en un intento por volver a su mejor nivel, decidió salir cedido. Desde el interés del Real Madrid el jugador estaba cotizado con cerca de los 65 millones. Su aventura en Inglaterra, le sentó como un jarro de agua fría y su valor fue decayendo a una velocidad vertiginosa. En cosa de un año, su precio cayó a los 40 millones y en la actualidad ronda los 35 millones.
Lo más curioso de todo es que, Ndombele, ha vuelto al Olympique de Lyon, dónde se le vio con su mejor fútbol. Pero la caída en picado de la carrera del jugador ha sido bárbara desde aquel 2019. La desesperación del jugador por volver a competir era tal, que en este último mercado de invierno pidió salir. El equipo francés preguntó por él y el Tottenham entró en las negociaciones, que por un momento parecían torcerse. El alto coste del jugador era imposible para el conjunto galo que no podía costear su cesión. En vistas a seguir sin jugar, Ndombele, accedió a pagar de su bolsillo la diferencia que faltaba, para que el trato se cerrara. La operación se cerró en un millón y medio de euros con una opción de compra, poco accesible, de 65 millones.
La historia de un futbolista que pudo ser un proyecto de futuro madridista, pero que a ojos de Florentino no le acabó de convencer.