Santiago Bernabéu ha sido la persona más influyente e importante de la historia del Real Madrid. Fue el presidente que cambió por completo el destino del club y trajo al futbolista más trascendental que ha pasado por Chamartín: Alfredo Di Stéfano, que fue el líder y la referencia de aquel equipo que levantaría cinco Copas de Europa de manera consecutiva. Sin la figura de Bernabéu, el Real Madrid no sería lo que es hoy.
El gran presidente madridista dejó claro desde el principio que no hay ningún futbolista, por muy bueno que sea y por mucho que haya hecho por el club, que esté por encima del escudo y la institución. No lo estuvo Alfredo Di Stéfano, que fue el jugador que cambió la historia del Madrid y el gran artífice de las cinco Copas de Europa seguidas. Tampoco lo estuvo Cristiano Ronaldo, máximo goleador histórico del conjunto blanco y que ganó otras cuatro Ligas de Campeones (tres de ellas de manera consecutiva).
Esta política también la ha seguido llevando a cabo Florentino Pérez, el gran presidente blanco de la época moderna. No le tembló el pulso cuando Cristiano Ronaldo llegó para decirle que quería cobrar más y él se negó a subirle el sueldo. Tampoco lo hizo cuando fue Sergio Ramos a su despacho para exigirle que le renovase por dos años más. Ambos futbolistas terminaron saliendo del club, y el tiempo ha demostrado que perdieron mucho más ellos que el Real Madrid.
Bernabéu tenía claro que el Madrid debía tener a los mejores del mundo
Además de esta excelente política de club, con la que ha continuado Florentino Pérez y la ha llevado a la perfección, Santiago Bernabéu también tenía claro otra cosa: en el Real Madrid tenían que estar los mejores jugadores del mundo. Ganar es lo único que sirve en este equipo, y ser segundo nunca es una opción. Y para ello, se debe contar con los mejores.
Sin la tecnología actual y sin la capacidad de ver todos los partidos que se ven ahora, los fichajes dependían de una buena actuación (como la de Di Stéfano cuando llegó con Millonarios para jugar un amistoso en Chamartín) o del interés del rival (como cuando el Barcelona quiso a Molowny y Bernabéu mandó a Quincoces, el exjugador, a que lo fichara).
Fue entonces Quincoces quien vio un partido y le dijo que ese futbolista (refiriéndose a la Saeta) no valía tanto, pero el mandatario madridista insistió. Finalmente, Di Stéfano se convertiría en uno de los fichajes históricos del club. Pero lo que hacía decidirse de verdad a Bernabéu era la intuición: ‘la teoría de la jeta’. A los diez minutos, después de mirar a los ojos de un jugador, ya sabía si era válido o no para el Real Madrid. Y eso le llevó a realizar el fichaje que cambiaría para siempre la historia del club.