Mario Götze, una ‘estrella fugaz’ que pudo jugar en el Real Madrid

El alemán volverá a medirse al equipo blanco el próximo 10 de agosto en la Supercopa de Europa

Eulogio Ribero
24 de Junio de 2022
Mario Götze con el Borussia Dortmund

Uno de los juguetes rotos del fútbol. Su descomunal talento, se torció demasiado rápido y esto le impidió triunfar en el fútbol del primer nivel. Sin embargo, Mario Götze, es uno de los privilegiados que puede decir que marcó en una final de un mundial.

Lo tenía todo para triunfar y hacerse un nombre en el fútbol. Habilidoso, con gran visión de juego, rápido y con pegada a portería. Un gran jugador de segunda línea que tenía una pluma en sus botas. Ponía el balón dónde él quería casi sin despeinarse.

Muy castigado siempre el alemán 


Pero las lesiones le castigaron con dureza y no brilló todo lo que tenía que brillar. En su etapa emergente, su camino se cruzó con el Real Madrid. Fue varias veces en aquellas fases de grupos interminables, cuando el equipo blanco recibió un jarro de agua fría, por parte de su rival y dos jugadores en concreto: Mario Götze y Robert Lewandowski. Estos dos, desmontaron las ilusiones blancas en pedazos.

Algo que dolió mucho al madridismo. Un daño que costó de superar. Pero si había una premisa clara, es que esos dos jugadores debían firmar por el club de Chamartín. El espectáculo que habían dado, debían repetirlo en más funciones a lo largo de temporadas y temporadas en el Bernabéu.

Un jugador que se movía muy al estilo que lo hacía Özil. Con esa calidad germana, que tocaba con mimo el balón, debía vestir la elástica merengue. Florentino fue cuándo se puso manos a la obra y se lanzó al barro a por el futbolista. Aunque las negociaciones no fueron sencillas.

Un juguete roto: Mario Götze 
 

El equipo quería llevárselo aprovechando una operación de mercado con el fin de su contrato. Era la oportunidad perfecta para traerlo. Había varios competidores en la puja. El Real Madrid no caminaba solo, tenía al lado un transatlántico como el Bayern de Munich, uno de los mejores equipos en aquella época.

Mario Götze con Alemania

Su valor estaba al alza. Tenía por entonces, unos 55 milones de prestigio. Un cartel impresionante para un jugador de su calidad. En Concha Espina hubiera compartido vestuario con Luka Modric.

Ni Toni Kroos había llegado a la ecuación. El croata apenas llevaba una temporada en el club, y su año de adaptación no fue del todo idílico, y por eso se tanteó el perfil del alemán. Pero finalmente, aquella operación se acabó torciendo.

Se acobardó. El miedo se apoderó de él y la presión le pudo. No quiso acercarse al vértigo del Bernabéu. No quiso mirarle a la cara a las Copas de Europa de la historia blanca.

Por entonces, al equipo todavía le faltaba por conquistar de la décima en adelante. Su deseo fue el de quedarse en su país natal y seguir progresando allí. Tenía 21 años por entonces, y mucha carrera por delante.

El fútbol le dio una verdadera lección
 

Aunque, por fortuna o por desgracia, dependiendo de cómo se mire la ecuación, no volvió a ser el que era. Las lesiones le castigaron una y otra vez. Tres temporadas a oscuras, con operaciones de por medio e imposible de verse capacitado para volver, decidió dar marcha atrás a su carrera y volver dónde había salido.

En Dortmund, esperando un truco de magia, se le volvió a hacer de noche. Otros cuatro años en el ostracismo, convertido en un jugador plano. Había perdido todo su potencial y ya no asustaba a nadie. Nadie se lo creía y en el fútbol, nadie te espera.

La lección de vida del alemán fue tremenda. De haber fichado por el Real Madrid la historia, le hubiera cambiado muy probablemente. Después al Bernabéu llegaron Toni Kroos, Casemiro, Isco…ya nadie se acordaba de aquel jugador menudo que había sonado con tanta fuerza.

Todo aquello se quedó en una anécdota. El recurrente cuento de lo que podría haber sido de él. Nunca lo sabremos. Tras agotar todo el tiempo posible sin fortuna, decidió darle el último empujón a su carrera deportiva con otro traspaso. Esta vez a Holanda.

Allí, en Eindhoven ha vivido sus dos últimas temporadas. La primera, más de lo mismo. Como todos sus años atrás. En esta segunda, parece que el cuerpo le ha dado lo suficiente como para reaccionar.

¿Una segunda juventud con fecha de caducidad?
 

Esto le ha valido para consolidarse como uno de los mejores jugadores del equipo. Aunque recordemos que la competición en Holanda, no es tan exigente como en otros países.

Su pólvora le ha ayudado a enrolarse de nuevo en una nueva aventura. Jugará en el Eintracht de Frankfurt la próxima temporada. El idilio con Alemania no cesa. Vuelta a casa por todo lo grande.

Lo más curioso de todo es que su primer encuentro lo jugará contra el Real Madrid en la Supercopa de Europa. Sus caminos se vuelven a cruzar. Veremos que es capaz de hacer. Veremos si la segunda juventud a sus 30 años, le funciona. El próximo 10 de agosto, veremos a Götze enfrentándose a los que hubieran sido sus compañeros en su día.

Una “estrella fugaz” que tan solo brilló durante unos cuántos partidos para engañar a muchos aficionados al fútbol.