La vida puede dar muchas vueltas y es increíble lo que puede llegar a cambiar una decisión. Dicen que el amor mueve montañas y si Mahoma no va a la montaña, ella vendrá a él. Que se lo pregunten al padre de Serge Gnabry.
De él cambió el devenir, prácticamente, de la vida de su hijo. Jean-Hermann Gnabry, su progenitor, nativo de Costa de Marfil, emigró hacia tierras alemanas para labrarse un buen futuro.
El aprendizaje que le dio su padre
Pero como en muchos casos, todo termina. Momento que se planteó volver de nuevo a su casa y tratar de trasladar todo su conocimiento y aprendizaje a los locales del país africano.
Pero antes de irse, tenía varias cosas pendientes por hacer. Entre ellas, enamorarse del amor de su vida y la madre de sus hijos. Birgit, vivía en el seno de una familia alemana de Sttutgart. El devenir de la carrera de su hijo sería determinante y ahora, seguramente ni se arrepiente de haberse quedado más tiempo allí.
En Alemania fue el lugar de su nido de amor. Con la llegada de Serge, la vida les cambió por completo. Como padres de familia, le dieron todas las posibilidades a su hijo para que creciera rodeado de mucho talento.
El deporte fue el gran aliado de Serge Gnabry
El niño descubrió por sí solo que el deporte era una de las cosas que mejor se le daba. En especial el fútbol, una de sus debilidades. Le dedicaba muchas horas a este deporte y con muchos entrenamientos de por medio, logró convencer a sus padres para que le apuntaran a algún equipo.
Desde entonces el chico, acabó por sorprender a todos y cada uno de los entrenadores, ojeadores y compañeros que le vieron crecer. Como adolescente, le tocó vivir una etapa complicada, lejos de casa. Cuando se unió a la cantera del Arsenal, emprendió una aventura en solitario y tuvo que demostrar todo su talento, confiando mucho en él.
Pero el jugador conocía del aprendizaje de su padre. Si él se había quedado, era tan solo para triunfar. Su esfuerzo, le premió con resultados y a pesar, de tener que abandonar el club londinense, salió con ganas de comerse el mundo. Su debut en el fútbol profesional se dio muy pronto y eso le ayudó en una magnífica proyección.
El gran reto que se le viene encima a Gnabry
En su vuelta a Alemania, el gigante bávaro se hizo con sus servicios y lo ató como su joven promesa. Tras sus primeros años fogueándose en el Werder Bremen o el Hoffenheim, su techo siguió aumentando y estaba preparado para afrontar cualquier reto que se le ponga por delante.
Este que le viene ahora, con el Real Madrid detrás suyo, podría ser el siguiente para que su carrera pegara un salto de trescientos sesenta grados. Las prestaciones que ofrece el jugador son muy tentadoras. Su renovación no parece del todo clara y el conjunto blanco busca a un atacante para reforzar su banda derecha.
Es del agrado de la directiva, y entra dentro de la política de jóvenes fichajes. Si persigue la filosofía de su padre, puede conseguir grandes cosas. No le pedimos que se enamore de alguien, sino que lo haga de la parroquia blanca y del sueño por haber jugado en el Bernabéu.