Lamentablemente en el mundo del fútbol no siempre se dan imágenes agradables, de hecho los malentendidos e insultos se dan con demasiada frecuencia. El racismo, aunque perseguido en el mundo del deporte, aún es un síntoma de las cosas que quedan por mejorar tanto a nivel social como deportivo. Por un hecho tan lamentable como este, tuvo que pasar el nuevo fichaje del Real Madrid, Aurélien Tchouaméni.
Fue en un partido de la fase previa de la Champions League en el que se enfrentaban el Mónaco y el Sparta de Praga. El partido fue en el campo del Praga y allí se pudieron escuchar una serie de insultos dirigidos a Tchouameni después de que el francés adelantara a los del Principado. Gritos racistas que a punto estuvieron de impedir el desarrollo del partido. Todos los jugadores del Mónaco fueron a hablar con el árbitro para que los insultos cesaran.
Y gracias a la actuación del colegiado, quien amenazó con suspender el partido si los insultos continuaban, finalmente el partido pudo disputarse sin mayores incidencias. Aunque el hecho refleja que se tiene que seguir trabajando en este aspecto. Una de las formas de castigar este tipo de actos es cerrando el estadio local o poniendo una buena multa económica al club cuyos aficionados toman este tipo de actitudes tan faltas de educación y respeto.
En España también se han dado imágenes de este tipo, el Wanda Metropolitano ha sido uno de los más duros con este tipo de insultos que deberían de alarmar a las federaciones y hacer que tomen cartas en el asunto. El fútbol no debe ser un lugar donde descargar las frustraciones, al contrario, este deporte nace para unir a los pueblos, las clases y las razas. A pesar de estos hechos, las federaciones trabajan para perseguir este tipo de actitudes que manchan la imagen de este deporte.