Mientras el Real Madrid ya ha cerrado dos fichajes para la siguiente campaña, el FC. Barcelona, trata de conseguir cualquier solución a sus problemas económicos para incorporar a caras nuevas. Pero el bloqueo azulgrana es de tal dimensión que, por ahora, no pueden ni desvincular ni incorporar a nadie.
El eterno rival atraviesa uno de los peores momentos como institución y teme por seguir estancado durante muchos años más. La pérdida de identidad en su estilo de juego, la falta de un líder en el vestuario o un entrenador con capacidad de reacción inmediata, hacen imposible gestionar un proyecto que se aguante con cierta autoridad.
El FC. Barcelona atrapado en sus mentiras
Llevan meses fantaseando con nombres que tan solo han sido humo. Fichajes que serían de un gran nivel, de no ser porque están en el ocaso de su carrera. Véase las incorporaciones de Dani Alves o Aubameyang, que ambos llegaron a coste cero en el pasado mercado de invierno, pero que no han conseguido la continuidad deseada.
El brasileño ya está fuera y esa impresión de ser un jugador grande ya no se la ha vuelto a ver. La edad pasa para todos. Es algo inevitable. En esta línea, Dani Carvajal, reconocía en una entrevista hace años, que uno de los jugadores que más le costó defender fue a Robert Lewandowski.
El delantero polaco es uno de los pretendidos por el barcelonismo, pero ellos se piensan que sigue siendo aquel temido delantero que asustaba a Europa. Así les va.
En cambio, el equipo blanco trabaja para encontrar a ese joven que despunta. Véanse: Nkunku, Leao, Sterling, Gabriel Jesús, o Ekitike. La diferencia es sonrojante. El jugador del Bayern podrá aguantar un par de temporadas más. Una inversión poco estable para la percepción del mercado actual.
Lewandowski, estuvo en la órbita del Real Madrid hasta en tres ocasiones. Una época en la que el jugador sí que merecía la pena. La gran diferencia de una buena gestión de plantilla: el fichaje adecuado en el momento idóneo.
Culebrón Lewandowski
Veremos cómo se resuelve el culebrón Lewandowski, pero todo apunta a que será otro fracaso estrepitoso de la gestión culé. No levantan cabeza y a pesar de apuntar alto, no dejan de morder el polvo, golpeados por la contundencia merengue.
Tan solo hace falta ver el rendimiento de los últimos fichajes entre ambos equipos, para darse cuenta de que es lo que funciona. En Chamartín se han sabido cubrir bien las espaldas y entender las pautas de lo que exige el mercado.
Este deporte no tiene memoria. Todo lo bueno está por llegar. Carvajal puede estar tranquilo, porque no sufrirá en exceso. Además, primero deberá llegar que todavía ni lo ha hecho. Quédense con estas líneas. Otra batalla ganada por el madridismo.