Enzo Fernández vino de la Copa del Mundo de Catar como la Lechera con la cántara llena. Soñando con qué camiseta se iba a poner a partir de enero, pues el Benfica no parecía un buen club para que un joven campeón del mundo siguiera jugando. Entonces apareció el Chelsea.
El futbolista argentino pide ahora dos millones de euros a los portugueses por fidelidad, es decir, por hacerles el favor de quedarse hasta final de temporada. Claro que no se va antes porque el Chelsea no ha podido pagar, de momento, los 120 millones de su cláusula de rescisión de una atacada.
El Chelsea
Uno de los equipos que mostró mucho interés tras ver a Enzo en Catar fue el Chelsea. El equipo inglés anda muy mal parado en la Premier League y nada tiene que ver con aquel plantel que sacó Tuchel en el Bernabéu y que casi borra la Champions más bonita de la historia.
Y en esas está el Chelsea, pensando en que tal vez una Copa de Europa pueda arreglar el desaguisado que tiene montado en Stamford Bridge, donde corren los millones de libras más que los futbolistas que tiene en nómina.
El caso Enzo
El Chelsea pensó que Enzo podía sumar avales para lograr otra orejona y el argentino cree más en los ingleses que en los portugueses para firmar un año donde podría ganar los dos títulos más importantes en la carrera de un futbolista.
Estaba tan convencido que se puso en rebeldía en Lisboa y decidió unilateralmente irse a Buenos Aires a pasar el año nuevo con la familia, tal vez porque había ganado el mundial y era el único sitio del mundo donde el resto de la gente lo podía entender.
Ahora parecer que aguantará hasta final de temporada, luego, seguramente, pida los dos millones. Será entonces cuando haya acabado su futuro con el Real Madrid, y es que estas cosas no gustan nada en la Casa Blanca.