Cuando una joven perla empieza a brillar, los grandes clubes europeos no dudan en mostrar su interés. Fue el caso de Fede Valverde y aquel Arsenal de Arsene Wenger que tenía en sus filas a jugadores como Mikel Arteta o Mesut Ozil entre otros.
Valverde viajó desde Uruguay hasta Inglaterra para entrenarse con el primer equipo del Arsenal en una especie de prueba que si bien superó con creces no acabó convenciendo al técnico francés para su firma.
Pero al tiempo resultados, y los de Fede son increíbles. Desde que Hernán Solari empezara a darle confianza no ha parado de crecer siendo uno de los grandes baluartes de este Real Madrid. A sus 25 años es uno de los volantes más en forma del mundo, su gran potencial físico y su entrega lo hacen inigualable en sus virtudes.
Al madridismo se lo ha metido rápido en el bolsillo, porque se deja el alma en el campo. Quizás a aquel Arsenal de Wenger le hubiera venido muy bien pues el estilo de juego del charrúa va mucho con el ritmo marcado en la Premier League.
Pero ante las dudas del Arsenal apareció la figura de Juni Calafat, y a partir de ahí ningún equipo tuvo opciones de firmar al uruguayo. El Real Madrid conectó con la familia y desde entonces el resto de la historia es conocida por todos, tan solo una cesión al Depor hizo tomar distancia, pero tras su regreso impuso su carácter en la primera plantilla del Real Madrid.
Aquella ilusión que mostraba tras entrenarse con el Arsenal era la de un niño, pero cuando tras los partidos hace declaraciones transmite que se lo sigue pasando tan bien como aquellos días en Londres.