Raúl de Tomás es uno de los nombres que tantea el Real Madrid para reforzar la delantera de cara a la próxima campaña. El club quiere deshacerse tanto de Jovic como de Mariano, dos jugadores que no han entrado en ningún momento en los planes de Ancelotti.
La directiva merengue quiere contratar a un delantero centro que acepte el rol de suplente y pueda darle descanso en varios partidos a Karim Benzema. Y el delantero del Espanyol sería una de las primeras opciones. Tiene contrato hasta 2026, y su cláusula de rescisión es solo de 20 millones de euros.
Ha completado una excelente campaña con el conjunto barcelonés, siendo el máximo goleador español de la Liga con 15 goles, a falta de dos jornadas. Él estaría encantado de venir y aceptaría sin problemas su condición de suplente, siempre que participara en un buen número de encuentros. Ha progresado muchísimo en estas últimas temporadas e incluso ha sido llamado alguna vez por Luis Enrique para la Selección Española.
La convulsa infancia de ‘RDT’
El canterano madridista tuvo una infancia muy dura y complicada. Su historia comienza, precisamente, el día en el que le cogió Míchel, quien era entonces el director de la cantera del Real Madrid, y se fue a hablar con sus padres. Raúl había entrado en La Fábrica con tan solo 8 años, y empezó en la categoría alevín. Pero, al parecer, era un desastre. Un niño que, con 13 años, se estaba echando a perder y tenía “muy malas compañías”, según contaban.
Míchel decidió enderezar su camino y aconsejó a sus padres que le inscribieran en colegio SEK, que tiene el club para los chavales que vivían fuera de la capital. Era una medida para dejarlo internado, no desviarse y echar a perder todo el potencial futbolístico que decían tener los entrenadores de la cantera blanca.
Su padre, Raúl de Tomás Brasero, fue también futbolista y llegó a jugar en varios equipos de la Segunda División B. Por aquel entonces era una época complicada en el fútbol modesto. Se ganaba poco dinero y eran frecuentes los impagos a los jugadores. El padre hizo muchos sacrificios, conoció desde dentro las dificultades para hacer una carrera, ascender y no desaprovechar las oportunidades.
Su hijo tenía que entrar en ese internado y olvidarse de la vida descontrolada que llevaba en el barrio. El padre y la madre, de origen dominicano, educaron a Raúl y su hermano Rubén en los valores del esfuerzo y la humildad. “Cuando se pasa mal, siempre se crece. Por eso Raúl ha madurado mucho. Le decía: 'No pienses nunca que has llegado a tu techo. Es la mejor manera de alcanzar las grandes metas”, manifestó el padre a la Agencia EFE cuando fichó por los ‘periquitos’.