La vida es así de caprichosa y con poco que uno intente remar a contracorriente, próximamente te será devuelto. Así las cosas, ayer el Real Madrid se alzaba con su catorceava Champions. El único equipo en conseguirlo en toda la historia. Es el premio a una magnífica temporada que no podía acabar mejor.
Un doblete de éxito que ha cautivado a románticos y perplejos del fútbol. Era la tercera ocasión que se enfrentaban los dos equipos en una final de estas características. La más cercana fue hace cuatro años en Kiev. Allí el Real Madrid volvió a alzarse campeón, demostrando que no hay equipo mejor que él.
El Liverpool no tiene nada que hacer en la portería
Ayer en la reedición de esa final, sucedió exactamente lo mismo. Las plantillas habían cambiado algunos de sus cromos, pero el planteamiento y la mentalidad de los conjuntos permanecía intacta.
Volvieron los duelos entre algún pez gordo y viejos conocidos que llevaban tiempo sin verse las caras. La portería fue uno de los escenarios más señalados en la previa del encuentro.
Dos excelentes porteros, que prometían ser el cerrojo de sus equipos. Con Karius fuera del equipo, el portero del Liverpool era otro: Alisson Becker. Un viejo conocido por el madridismo.
En el verano que se fichó a Courtois, el Madrid iba a por Alisson. El brasileño acabó en Anfield y obligó al Madrid a fichar al portero belga. Ayer fue el héroe de la final de la Champions y Klopp posiblemente lo lamente toda la vida.
Parada tras parada iba golpeando los corazones y sentimientos del club inglés. Klopp se escondía debajo de su gorra, porque ya no sabía dónde meterse y sus jugadores no encontraban la forma de perforar la portería.
Un referente en la portería
Actualmente es considerado el mejor portero del mundo. Su precio fue inferior al que pagaron por Alisson. Una verdadera ganga para el madridismo. Su valor se ha revalorizado al alza y su valor llega a los 65 millones de euros. Es uno de los jugadores más valorados de la plantilla blanca y puede ser que en las próximas semanas ascienda su precio todavía más.
El guardameta tiene 30 años ahora, y todavía le quedan muchos más por disfrutar como blanco. Sus estiradas seguirán siendo de museo, ya que las hace de todos los colores. Ayer lo sacó todo: por arriba y por abajo. Un auténtico muro para erigirse como la estrella.
Que se lo expliquen al Liverpool cómo fichar a un buen portero. Ni Alisson fue capaz de evitar el triunfo blanco. Aunque estuvo mucho menos activo, ya que el Real Madrid llegó pocas veces al área, no pudo hacer nada. Erró en el único disparo entre los tres palos que le chutaron, dejándose en evidencia.