La expresión “me ha costado un riñón” podría aplicarse a un mítico jugador de fútbol que entró dentro de la historia blanca. El atrevido delantero, se planteó en numerosas ocasiones dejar el fútbol, por miedo a perder su vida. Su sueño tendió de un hilo, pero él siempre siguió adelante.
En concreto, lo que le ocurría al delantero era la falta de un riñón. El jugador tan solo poseía uno de grandes dimensiones y eso podía peligrar su estado de salud si no se cuidaba. A cualquier golpe fuerte o un impacto de balón contundente, podría dificultarle su trayectoria deportiva.
Sin miedo a nada para triunfar de blanco
Aunque el madridista siempre estuvo en las mejores manos pudo salir del paso y sobrevivir con creces aquel problema físico. Alcanzó la cifra de las 17 temporadas en el club. Unos números de verdadero crack a pesar de sus dificultades. Su agilidad sobre el verde, dejaba en evidencia a los rivales y era capaz de deshacerse de su marca.
Sin miedo a que le pudiera ocurrir algo, siempre defendió el escudo de su camiseta en cualquier circunstancia. El riñón le obligaba a jugar a un ritmo más pausado, pero siempre con el olfato goleador entre ceja y ceja.
Sus 645 partidos en el club, le permitieron anotar una cantidad total de 290 goles. Toda una vida de blanco, a excepción de la temporada de su debut en Santander, en la que había conseguido alcanzar el premio del Pichichi de Segunda División. Debutó a los 19 años, como los: Vinicius, Rodrygo o Camavinga del momento.
Su palmarés a la altura de pocos
En su palmarés le abalan las nueve ligas conquistadas al máximo nivel, siendo protagonista en la mayoría de ellas. Es una leyenda del club, con el que su recuerdo será imborrable.
Su extraordinario palmarés, se completó con su participación en la selección. Participó en dos Mundiales. El de Argentina 78’ y España 82’. Además de ser subcampeón de Europa en 1984. En la fase de clasificación para ese campeonato, Santillana, había marcado cuatro goles en el histórico 12-1 a Malta.
La particularidad de tener un riñón o dos, no es indispensable en el Real Madrid. El ADN ganador y la forma de entender el fútbol como la vida, es lo que se necesita en este equipo. Santillana será eterno y un emblema del club, marcó una época e hizo al Real Madrid cada día más grande.