Ronaldo Nazario llegó al Real Madrid tras la conquista del Mundial de 2002 con Brasil. Veinte años atrás el vestuario blanco y los compañeros de equipo, eran bien distintos. Se respiraba otro tipo de fútbol y el líder en el vestuario era otro.
Su madurez deportiva la consiguió muy pronto. Era un jugador diferencial sobre el verde. Unas características extraordinarias al alcance de pocos. A día de hoy, muchos son los que le colocan en la cima del fútbol. Su calidad, olfato goleador y determinación en un partido era bestiales. El típico jugador que te ganaba partidos.
Un hobbie muy especial
Pero si hay otra faceta en la que destacaba muchísimo era por sus legendarias fiestas. Un lustro en Chamartín, para disfrutar y celebrarlo absolutamente todo. Se había ganado una fama más que peculiar. De ahí que a cualquier hito que consiguiera con su equipo, disfrutaba celebrándolo.
En el programa de “Universo Valdano” lo confesaba abiertamente. Si su equipo ganaba, ¿por qué no celebrarlo? En su casa habían pasado muchos invitados, tantos, que hasta el delantero contrató una seguridad privada para vigilar cualquier tipo de contratiempo.
La pregunta que nos debemos hacer en este caso, no es la del titular, sino al contrario. ¿Qué es lo que no ocurría allí? Seguro que todavía se guardan numerosas anécdotas de aquellas noches legendarias. Tan increíbles como imprescindibles para no perderse ninguna.
Antes, los tiempos también era distintos y en aquellas noches también podías encontrarte cualquier personaje público famoso: periodistas, otros deportistas, políticos, modelos y más personalidades influyentes.
Se había llegado a contar que las celebraciones eran tan largas, que hasta algún día habría ido con resaca o de empalme a algún entrenamiento. Aunque luego, el compromiso era ejemplar.
Un jugador único en su especie
Privilegio de una estrella como él. Cuando cogía el balón se olvidaba de todo lo demás, como la misma afición. Mientras estuviera a gusto en el club, se le podía permitir cualquier cosa.
Menos mal que por entonces, tampoco existían las redes sociales, ya que se hubiera liado una buena. Ronaldo era un tipo simpático. No entendía que había de malo entre jugar al fútbol y divertirse.
Todavía se recuerda aquel mítico cumpleaños, de su primer año en el club. Tres días de auténtica fiesta, con minibuses entrando por la puerta sin parar. Se desconocía cuánta gente llegó a participar, pero el revuelo fue atronador. Ronaldo, ofreciendo cena a la prensa del corazón que se situaba fuera…era algo inusual, pero increíble. Otra forma de entender el fútbol y la vida.
El Madrid de los galácticos
En la época del Madrid de los galácticos, se vivió una etapa fantástica. Aunque se tuvo que convivir con unos egos incontrolables. A Florentino tampoco le sentó del todo mal y no ejerció como la autoridad, más que nada, porque la figura de los diferentes entrenadores, también conseguía amansar las fieras.
Un momento delicioso en la historia blanca, con partidos icónicos para el recuerdo. Ver la foto de Ronaldo y compañía, todavía impresiona. Pocas fiestas tan especiales se habrán visto jamás. El brasileño era un especialista en todo lo que hacía.