Hay momentos en la vida de cada uno que merecen la pena olvidarse de ellos cuantos antes. Si de algo se tuvieran que arrepentir los jugadores blancos, es entre otras cosas, de la final de Champions perdida ante el Liverpool.
Aquella era la última ocasión en la que el equipo blanco cayó apeado por la mínima en una final europea. En total la historia cuenta, con la de hoy, diecisiete participaciones en esta clase de partidos, habiendo ganado por ahora trece. La de esta noche puede ser la catorceava y entrar, de nuevo, en la leyenda madridista tras la genial temporada que están realizando los hombres de Ancelotti.
Será la tercera final entre ambos equipos
La edición de 1981 también se jugó en París. En aquella ocasión el escenario era el Parque de los Príncipes, el actual feudo del PSG. Debió ser por la mala suerte que augura este equipo, que el equipo dirigido por Boskov, no consiguió armar un partido para derrotar a los reds.
Con el mismo rival enfrente, el día de hoy será un déjà vu constante. Los onces que se dieron cita en aquel partido eran bastante igualados. El equipo merengue salió con los habituales: Santillana, Del Bosque, Stielike, García Cortés o Juanito. Por parte del Liverpool, un once plagado de ingleses.
Para “los reds” significaba la tercera Copa de Europa, un hito que ningún equipo inglés había conseguido. Además, fue la primera ocasión que un entrenador, Bob Paisley, conseguía alzar el título en tres ocasiones.
Una ancédota para olvidar
Aunque se disputara un partido muy igualado, la repercusión de la derrota fue notoria. Las anécdotas que se recuerdan de entonces fueron bastante curiosas.
García Cortés, llegó a contar en alguna ocasión, que malhumorado por considerarse como uno de los responsables en el gol no quiso saber nunca más de aquel partido. Afirmó que llegó a tirar el vídeo de la final por la ventana de su casa. Demostrando que no estaba nada orgulloso de lo ocurrido sobre el verde.
Sin ir más lejos, no fue un partido sobresaliente. La prensa y los medios consideraron el balance del encuentro como algo bastante igualado. Muchos medios se atrevieron a decir que no hubo una superioridad rival y que, con el triunfo del Liverpool, no hacía falta alardear de su juego, algo lento.
En Inglaterra lo más destacado que resaltaron fue la épica de su entrenador y presumir de ser el equipo con más copas de Europa y también tuvieron buenas palabras para jugadores como Juanito.
El triunfo del Liverpool consolidó el dominio inglés en la competición entre 1977 y 1984. Por su parte, el Real Madrid tuvo que esperar hasta 1998 para conseguir su séptimo título en el torneo tras superar a la Juventus por 1-0.
El nivel de los equipos durante la final
Ambos equipos tan solo ejercieron un cambio en los noventa minutos reglamentarios. El gol llegó a las acaballas del encuentro cuando corría el minuto 82. Con el estadio abarrotado de gente, 48.360 espectadores jaleaban a sus respectivos equipos para conseguir una nueva Copa de Europa a su palmarés.
La estrategia de ambos equipos funcionó a la perfección. Los dos conjuntos plantearon un partido muy serio y consiguieron anular al rival. Pero un saque de banda comprometido por banda izquierda, apeó al equipo blanco del éxito.
García Cortés no supo despejar con contundencia la internada de los ingleses y Alan Kennedy, el autor del gol pudo anotar con contundencia.
Aquel tanto sentó como un jarro de agua fría al equipo madridista, que no pudo reaccionar a tiempo. Las internadas del equipo inglés, todavía pudieron aumentar la ventaja en el marcador. Pero el portero merengue, Agustín, consiguió salvar los muebles y que no se moviera el marcador.