La infancia de Eduardo Camavinga no fue nada fácil. El joven talento madridista nació en un campo de refugiados al norte de Angola y con dos años viajó con sus cuatro hermanos y sus padres, Sofía y Celestino, hasta Lille para escapar de la guerra. Un futbolista de la plantilla que ha cogido de gran manera a la joya gala ha sido Luka Modric, seguramente por los lazos que les unen, ya que el veterano centrocampista también tuvo una niñez complicada.
Luka Modric y Eduardo Camavinga son el pasado, el presente y el futuro del Real Madrid. El croata lleva diez años en el conjunto blanco, donde se ha convertido en uno de los centrocampistas más importantes de la historia del club, al haber ganado cuatro Liga de Campeones y haber sido Balón de Oro en el año 2018.
Por su parte, el francés está destinado a ser el que coja el relevo de la leyenda de 36 años. Con características muy distintas a las de Luka, Eduardo tiene capacidades de sobra para hacer olvidar al croata cuando este abandone la disciplina del Real Madrid.
Ambos se han hecho muy buenos amigos en el vestuario, sobre todo porque Modric acogió de muy buena forma al joven galo. Seguramente porque se siente muy identificado con él, ya que ambos tuvieron una infancia muy complicada al tener que huir de una guerra.
Los dos fueron víctimas de conflictos bélicos
Luka vio con sus propios ojos cómo mataban a su abuelo en el conflicto bélico que hubo en los Balcanes a principios de los años 90. Junto con su familia no le quedó más remedio que huir a Zadar para no ser asesinados a través de los bosques y las montañas. La barbarie acechó muy cerca de Zadar, pero no impidió que Modric siguiera jugando al fútbol en un camino que le llevaría a la gloria y a ser un orgullo en el club en el que se formó (NK Zadar) y en todo su país.
Por su parte, la familia de Camavinga huyó de la guerra que hubo en la República Democrática del Congo para refugiarse en Cabinda, una provincia angoleña. Consiguieron situarse en un campo de refugiados ubicado en Miconje, donde nació Eduardo. Después, pudieron emigrar a Francia, donde tuvieron un breve paso por Lille y luego se mudaron a Fougeres, una pequeña ciudad situada en el noroeste de Francia.
Sin duda dos historias, dos infancias durísimas que han acercado a Modric y Camavinga y que hacen que entiendan mejor que nadie la terrible situación por lo que están pasando todos los ciudadanos de Ucrania, debido al actual conflicto que mantienen con Rusia.