El pasado sábado el Paris Saint-Germain disputó su tercer partido de competición liguera de la Lige 1 contra el Lens. Los parisinos llegaban al encuentro después de haber empatado (0-0 y 1-1) en los dos primeros choques de la temporada ante el Lorient y el Toulouse.
El partido generó mucha expectación, no tanto por el encuentro en sí o por el rival, sino por todo lo que rodeaba al choque. Pudo haber sido el último encuentro de Kylian Mbappé como jugador del Paris Saint-Germain, y la reacción de los ultras del PSG ante el futbolista de Bondy era un de los asuntos que más interés generó.
Tras un primer partido en el que no fue convocado, y un segundo en el que estuvo en el banquillo, Mbappé fue titular en el tercero. El partido no fue mal, victoria por 3-1 ante un combatiente Lens que lo puso bastante complicado. El delantero francés anotó dos goles y se metió a la afición del PSG nuevamente en el bolsillo.
Un gesto muy llamativo
El primer gol del equipo de la capital de Francia ante el Lens lo anotó el español y exmadridista Marco Asensio. El balear ya ha sido puesto en duda por los medios de comunicación y la afición francesa debido a su bajo rendimiento. No obstante, el sábado se quitó un peso de encima al lograr un gran tanto.
Asensio recibió en el balcón del área y, tras orientarse el cuero hacia su pierna zurda, sacó un latigazo pegado al palo, imposible para el guardameta visitante. Un tanto muy celebrado tanto por el equipo como por la afición.
El gesto polémico del encuentro lo tuvo Mbappé, precisamente en esa jugada de gol. El encuentro no estaba siendo sencillo para los parisinos, por lo que cada ocasión debía ser considerada como oro. Cuando Asensio recibe en la frontal del área, Kylian está solo en el perfil zurdo, dispuesto a recibir y marcar.
Al ver Mbappé que Asensio ‘chupó’ en la jugada, levantó los brazos a modo de protesta contra su compañero. No obstante, el cuero acaba entrando a las mallas de la portería y el delantero galo pasa del enfado a la celebración.
Este gesto dice mucho de la tensión que se vive en el PSG, donde cada jugada se considera es vital y el gen competitivo de Mbappé está por las nubes.