Las imprudencias y el bajo criterio del arbitraje volvía a brillar por su ausencia. El Barça salía vencedor de un duelo que no estaba exento de polémica. Si ya en la grada se armaba lío entre aficionados, en el verde una jugada polémica de Busquets hacía tirar de hemeroteca unas temporadas atrás.
El madridismo se llevaba las manos a la cabeza con una jugada idéntica que tuvo que sufrir el equipo merengue en la campaña 20/21. Allí entonces se sancionó una mano de Militao, muy parecida a la que le han perdonado hoy a Sergio Busquets.
El trato de favor es evidente y manifiesto. Por ello, ya los madridistas no saben a quién quejarse. El criterio parece que se modifica a cada semana que pasa. Lo que no es mano, la siguiente lo será quizá también. Situación completamente desfavorable para la mayoría de equipos que sufren este tipo de injusticias.
La polémica estaba servida
Ambas acciones se topaban con el brazo medio extendido y lejos del cuerpo, sin ser ni mucho menos, una posición natural. Ya sabemos cómo se las gasta el mediocentro culé y no sería la primera vez que este se aprovecha de dicha situación.
De diferencias no encontrábamos muchas aunque el desenlace era claro: castigo para Militao y alivio para un Barça que ya se veía en apuros con el Real Madrid apretando a tan sólo ocho puntos a pocas jornadas de terminar el campeonato.
Parece que el recorrido de este Barça en esta competición estará manchado hasta el mismísimo final.