Eder Militao es esa clase de jugadores discretos que trabaja en silencio. Su papel en el juego del Real Madrid es determinante. Un central inteligente, hábil, rápido y ordenado que es capaz de ordenar la zaga blanca en cuestión de segundos. Ha tomado el relevo que le dejaron Sergio Ramos y Varane y lo está cumpliendo con creces. Es el actual líder de la defensa y sus méritos le avalan. Pero, ¿conoces el llamativo apodo con el que le conocían en su vecindario de Brasil?
Llegó procedente del Oporto, con la condición de ser el futuro central del Real Madrid y ha ido callando bocas en cada actuación que ha realizado. Aunque empezó con algún traspié, rápido lo corrigió para convertirse en un hombre de confianza para sus técnicos. Zinedine Zidane, quién pidió su fichaje, y Carlo Ancelotti, se han quedado sorprendidos con el buen rendimiento del jugador.
El termómetro del Real Madrid
En ocasiones, es quien sustenta al equipo, con apariciones milagrosas y yendo fuerte al cruce con sus rivales. Un central de garantías con buena envergadura y salida de balón. Va muy bien de cabeza. Capaz de estropearle el día a su marca. Si tienes un mal día no te cruces con él que te lo destrozará. Forma parte de la columna vertebral del Real Madrid y no hay once en el que ya no aparezca como titular. La alineación de Ancelotti, debería contar con Militao y diez más.
Es uno de los brasileños de la plantilla, y como todo brasileño lleva el humor y el buen rollo por bandera. Fuera del campo es cercano y amigable con todos sus compañeros. Pero pocas cosas se conocen de la vida privada de este jugador. A sus 24 años, es la tercera temporada que atraviesa en el club blanco. En el Oporto tan solo jugó un año, ya que los ojeadores blancos actuaron de forma eficaz, para retener a ese talento formado en Sao Paulo. Allí jugó tres temporadas en las que únicamente disputó un total de 68 partidos, cifra suficiente para convencer a sus valedores.
Su niñez en Brasil con sus amistades
Creció en Brasil, en Sartozinho, un municipio muy pequeño de Sao Paulo. Es el mediano de tres hermanos, en el seno de una familia brasileña. Sorprendentemente, la pasión por el fútbol le llegó tarde y entre el grupo de sus amigos, le conocían con un nombre alejado completamente del argot futbolístico. “Kite Boy”. Así le llamaban sus más allegados. Resulta que a Militao, le encantaban las cometas, y era capaz de destinar gran parte de su tiempo a aquello. De ahí el apodo -kite en inglés es cometa-.
“Kite Boy” no esperaba de lo que iba a ser de él en su trayectoria futbolística, e iba viendo pasar su cometa en la dirección del viento. Una metáfora con su carrera deportiva. De debutar con el Sao Paulo, ha llegado hasta la cima del fútbol en el Real Madrid. “Kite boy” representa el buen momento que atraviesa el Real Madrid. Siempre contento, siempre feliz.
En apenas unos años, ha conseguido establecerse en la primera plana del fútbol mundial y hacerse con un puesto de titular en el once del Real Madrid. Tiene mucha carrera de blanco y le esperan grandes noches de fútbol. De momento, ya ha tenido que bailar con las más feas. Jugar contra el Real Madrid es una motivación extra, y la mayoría de los rivales llegan al Bernabéu con muchas ganas. Pero siempre quedará Militao. El jugador capaz de arrebatarlo todo. Correcto, preciso y contundente. Un muro para cualquiera. Nadie es capaz de derribar la fortaleza del Real Madrid y el joven central brasileño tiene las llaves para impedir que nadie la traspase. El club de Concha Espina tiene un seguro de vida con “Kite boy”. El brazalete pide a gritos su nombre. Es cuestión de esperar que lidere a toda una entidad como el conjunto merengue.