Carlo Ancelotti enfrenta esta temporada un reto personal y profesional crucial que podría definir su futuro en el Real Madrid. El técnico italiano sabe que debe evitar a toda costa un desenlace como el de la temporada 2014/15, cuando, tras una serie de altibajos y derrotas en momentos clave, su continuidad en el banquillo se vio truncada.
Aquella campaña comenzó con el impulso de haber ganado la Champions en Lisboa y con una racha histórica de 22 victorias consecutivas, además de sumar títulos como la Copa del Rey, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.
Sin embargo, la falta de éxito en La Liga y la caída en semifinales de la Champions ante la Juventus sellaron su destino, y el club decidió no renovarle, optando por Rafa Benítez como su sucesor.
Situación similar
Este año, Ancelotti vuelve a llegar con el título de campeón de Europa, pero con la presión de mantener al equipo en lo más alto y, especialmente, de evitar una crisis de resultados como la de aquella fatídica temporada.
En aquel entonces, la derrota en Mestalla en enero rompió la imbatibilidad del equipo y desató una cadena de tropiezos: el Real Madrid perdió después ante el Atlético en la Copa del Rey, no pudo remontar la eliminatoria en el Bernabéu y luego cayó en el Calderón en febrero con un 4-0, un resultado que dio lugar al famoso comentario de Piqué sobre Kevin Roldán al final de la temporada.
A pesar de recuperar el rumbo en Liga y sumar 92 puntos, el equipo no logró arrebatar el campeonato al Barcelona, y la eliminación en semifinales de Champions fue el golpe definitivo. Ancelotti, plenamente consciente de lo que sucedió hace una década, sabe que este año no basta solo con ganar títulos; necesita una consistencia total para convencer al club de su capacidad para liderar el proyecto a largo plazo. Si no lo logra, el italiano podría decir adiós nuevamente al club blanco.