El famoso cántico que entona la parroquia blanca en la mayoría de sus encuentros fue gritado por primera vez hace muchos años. Corría la década de los años 80 cuando el “sí, sí, sí, así gana el Madrid” sonaba por primera vez.
La historia nos traslada lejos del Bernabéu. En un partido fuera de casa en el que el conjunto de Chamartín se medía ante un poderoso Sporting de Gijón. El equipo asturiano, era por aquel entonces un rival a batir.
Un equipo plagado de buenos jugadores con una idea clara de juego eran los argumentos válidos para que el Real Madrid le tuviera el máximo respeto a su rival.
Era la temporada de 1979-80. Los merengues venían a disputar el partido de la segunda vuelta de la Liga marchando en segunda posición. Los locales eran terceros en la tabla por aquel momento y el líder que se escapaba, la Real Sociedad.
El equipo dirigido por Boskov, necesitaba la victoria para no desprenderse de la lucha por el título. Además, si conseguían los tres puntos, conseguirían alejarse de su perseguidor y el rival en aquel encuentro.
Un Sporting de categoría
El Sporting contaba con jugadores de la talla de Quini, Ferrero, Cundi, Mesa o Doria. La temporada anterior habían conseguido un merecido segundo puesto. Su mejor posición obtenida en la competición doméstica de toda su historia.
Aquella tarde lucía espléndido El Molinón. El Real Madrid es un rival que le tienen muchas ganas y su llegada siempre era hostil en todos los campos que jugaba. Era el partido de la temporada para muchos equipos. Competir contra los mejores, les daba a los rivales una motivación adicional, que no podían tener con otros clubes.
En el estadio el espectáculo estaba servido. La polémica y la tensión del encuentro se desataron en breve. A poco de arrancar el encuentro, San José, central blanco y Ferrero, atacante sportinguista, se enzarzaron en una jugada del ataque local. El zaguero blanco trato de parar a su marca cerca del flanco izquierdo de ataque con un empujón. Algo que no gustó al delantero que se lo devolvió con una patada, con la que acabaron los dos en el suelo.
Estruendo en la grada
La grada respondió con un bullicio inmenso. El árbitro lo vio muy claro, así que expulsó con roja directa al jugador local. El enfado del público fue tal, que, tras la expulsión de una de las figuras del Sporting, la gente empezó a lanzar las almohadillas de las butacas al verde. La hinchada rojiblanca empezó a cantar al unísono: “¡Así, así, así gana el Madrid!”.
Con toda la olla a presión del estadio, el Real Madrid consigue adelantarse en el marcador gracias a un error de Quini, héroe en Gijón, que los jugadores blancos supieron aprovechar muy bien. En el equipo de Concha Espina jugaban: Santillana, García Remón, Camacho o Juanito. Una serie de jugadores que sabían a lo que jugaban. El equipo supo aguantar el tipo y hacer un partido muy serio a pesar del estruendo de la afición local. Situaciones que siempre ha sabido manejar muy bien. Cuando menos se confía en el equipo, más criticado está y contra las cuerdas, es cómo mejor rinden los futbolistas del Bernabéu.
La historia de un cántico
Aquel partido acabó con un empate a uno. Un resultado que no acabó de beneficiar a ninguno de los dos. Pero, fue algo más que un partido de fútbol. La rivalidad entre ambos equipos, perduró en el tiempo y siempre será recordado el día en el que nació uno de los himnos más habituales del madridismo. Una oportunidad para cambiar la historia.