Posiblemente sean dos de los personajes más icónicos del fútbol. Ruud Van Nistelrooy y Cristiano Ronaldo. Holandés y portugués han conseguido liderar en sus respectivos momentos, a todo un Real Madrid de buenas a primeras.
Pero nadie dijo que fuera fácil controlar a dos leones indomables. Como auténticos líderes de vestuario, ambos quisieron imponer su juego. Uno era la leyenda consolidada de los “Red Devils” y el otro la estrella recién llegada. Muchas maneras de entender el fútbol, pero con la misma ambición por triunfar dentro de la cancha.
Su conexión solo se entendía con un balón de por medio
Todo hace indicar que entre ellos no es que hubiera la mejor conexión. El más longevo llegó hasta desquiciarse con el luso y así se lo hizo saber en varias ocasiones al que era su compañero. Pero aquella conexión no podía echarse a perder de forma tan desproporcionada. Así que no les quedó más que arrimar el hombro.
Esos capítulos de tensión, se resolvieron con el tiempo. No habían llegado a las manos, porque no hizo falta. Cada uno expresaba su disconformidad a su manera, pero ambos fueron capaces de dejar sus diferencias a un lado. Sus compañeros ejercieron una función primordial para que aquella magia no se rompiera.
Dos carácteres diferentes, dos personalidades fuertes que a pesar de ser polos opuestos, uno tirado a la técnica y el otro a la táctica, consiguieron competir y hasta darse el relevo generacional a la perfección. Porque su camino se solapó en el tiempo.
Sus trayectorias fueron coetanias
Un plan siempre liderado por el neerlandés. El delantero llegó al Bernabéu como una auténtica emiencia y se marchó como todo un señor. Este le había allanado el camino al “7” que también venía con ganas de hacer mucho ruido, y vaya si lo hizo. Algo incontestable hasta el momento.
Los dos delanteros han conseguido maravillar a numerosos aficionados con su propuesta futbolística. Juntos también lo hicieron llegado a disputar cerca de 100 partidos.
Para ser exactos, 91 duelos, con tan solo 20 derrotas encajadas los mismos que en número de empates. Entre ellos fabricaron hasta 12 goles: 4 obra del portugués y 8 del tulipán. ¿Qué hubiera sido de esta mágica pareja de haber seguido juntos su trayectoria? Bendito problema para su entrenador: no se podía pedir más.