Igual de cerca que de lejos. Culto, formal y muy educado, con un gran sentido del humor ha sido campeón del mundo como futbolista, también entrenador, directivo, comentarista y hasta escritor.
Un hombre polifacético con el que se puede hablar tanto de fútbol, como de cualquier cosa. El camino para él no ha sido fácil, según nos cuenta tardó hasta diez años en formarse dentro del mundo del fútbol, sobreviviendo al frío invierno de Vitoria y a la soledad. Cuando empezó dentro del mundo del fútbol, vivía en un hotel, sus tardes se hacían interminables, pero era necesario para alcanzar su sueño.
Su amor por la lectura
Para matar el tiempo, cuenta que escuchaba música, escribía y leía en el hotel. Se encontró con un argentino que empezó a recomendarle lecturas y comenzó a relacionarse con España a través de sus escritores. De hecho, recuerdo su primera recomendación: 'Mortal y Rosa' de Francisco Umbral. La lectura supuso para él un refugio muy importante en ese momento, ya que la otra posibilidad era ver la primera o la segunda cadena de Televisión Española.
Esto le hizo desarrollar un gran léxico y vocabulario dentro de su mundo ya que no era muy habitual que un futbolista leñese era como si se tratara de universos distintos por un lado la mente y por otro el cuerpo y el fútbol siempre representado más al cuerpo.
El mismo Valdano reconoce que un futbolista provocaba bastante desconfianza intelectual, al igual que los intelectuales se la provocaban a los futbolistas. Narra que la primera vez que encontró un vínculo entre la mente y el cuerpo fue en un artículo de Vázquez Montalbán. Desde ese momento, empezó a ver el fútbol como algo diferente, cada vez que se ponía los pantalones y la camiseta todo tenía más trascendencia de la que él siempre había pensado.