Thibaut Courtois es el ángel del Real Madrid. Sus grandes intervenciones y sus paradas mágicas han hecho que el conjunto blanco esté en una situación inmejorable para ganar el título liguero el próximo fin de semana ante el Espanyol y encare con confianza la eliminatoria de semifinales de Champions ante el Manchester City.
Su vida estuvo cerca de dar un giro radical cuando solo era un niño, lo que habría hecho que el belga nunca hubiera defendido la portería madridista. Cuando Courtois tenía 11 años, estuvo a punto de dejar el fútbol. La razón era porque había otro deporte que le encantaba y se le daba muy bien: el ciclismo, en la modalidad de ciclocross. Así lo contó en una charla que tuvo con el tricampeón del mundo español, Óscar Freire.
“A mí me gustaba mucho el ciclocross, y hubo un momento, con 11 o 12 años, que casi dejé el fútbol porque le dije a mis padres que quería hacer ciclocross, pero al final me decanté por seguir con el fútbol”, comentaba el portero del Real Madrid.
El fútbol, la mejor decisión que pudo tomar
El ex del Chelsea aseguraba que el ciclismo es un deporte muy exigente, pero que el fútbol también lo es: “Son deportes muy diferentes y muy duros a la vez. Yo le tengo mucho respeto a los ciclistas ya que se tienen que enfrentar a recorridos muy duros. Es un deporte que me encanta y que siempre que puedo lo intento ver por la televisión".
Con el tiempo se ha demostrado que Courtois tomó una decisión inteligente de seguir con el fútbol, lo que le ha llevado a consolidarse como el mejor guardameta del planeta y ser el ángel de la guarda del equipo más importante de la historia.
Su gran objetivo es ganar la Liga de Campeones, el gran título que le falta, y este año tiene una oportunidad única para conseguirlo. De nuevo, su nivel en la portería será clave para que el club vuelva a jugar una final de la Champions después de cuatro años.