A través de su autobiografía, Luka Modric se abre en canal y nos desvela algunos sentimientos y emociones muy arraigados y escondidos dentro del croata y no solamente pertenecientes a él, también a su familia, a la cual considera el mayor pilar en su vida.
Según nos desvela, el niño que se crió en la guerra, su padre era un hombre que aparentemente parecía firme y con las ideas claras, pero muy sensible en el fondo. A la edad de veinticuatro años, cuando en 1985 se convirtió en padre por primera vez. Luka Modric no pudo contener su emoción ni sus lágrimas y según nos revela el croata, a partir de entonces no tuvo necesidad de seguir soportando la fachada de tipo duro.
Su padre se emocionó como nunca cuando nació su hijo
Su madre Rajdoka, era una mujer compasiva, aunque muy fuerte. Según su cuenta Luka Modric, no le temblaba el pulso a la hora de imponer orden y disciplina en casa, de corregir a sus hijos para que fueran siempre por el buen camino. Era una persona muy férrea con respecto a Luka Modric y a sus tres hermanas, aunque siempre lo hizo todo con un amor incondicional.
Luka Modric describe que la balanza entre firmeza y sensibilidad ha sido clave en su casa y es el motor con el que se ha impulsado desde que era pequeño y a pesar de que ahora lleva una vida muy diferente a la de sus padres. Los valores que le inculcaron de pequeño son los que actualmente ha tenido con sus hijos ahora que él también es padre.
Modric se siente muy orgulloso de su familia, a la cual echa mucho de menos y lleva los valores que le inculcaron sus padres hacia sus hijos como bandera.