El buen rollo que se vive en el vestuario del Real Madrid es evidente y eso se nota en el ambiente. La plantilla está fuertemente conectada y se ha demostrado en muchos momentos a lo largo de la temporada.
Se ha sabido reaccionar apoyándose unos a otros en cada momento delicado de cada partido. El grupo humano de futbolistas de la primera plantilla es admirable. Nadie es imprescindible y con Ancelotti se ha demostrado que cuenta con todos.
Todos han podido contar con minutos, con mayor o menor asiduidad. Hasta 16 han sido los cromos más utilizados por el técnico italiano, demostrando que este equipo tiene mucho fondo de armario.
Buen rollo y sintonía en el vestuario blanco
Carlo Ancelotti ha conseguido hacer un lavado de cara al club y en cuestión de una temporada ha levantado el título de liga, haciendo una de las mejores clasificaciones en mucho tiempo. Cantar el alirón a cuatro jornadas de terminar es admirable y por ello ha sido aplaudido por muchos.
La final de la Champions y la conquista de la catorceava son otro hito a tener en cuenta y muchos de los jugadores están enchufados y a plena disposición para su entrenador.
El grupo se conoce de hace tiempo, ya que la política de fichajes jóvenes, ha provocado que cada uno de ellos vaya creciendo dentro de la entidad. En el vestuario, cada uno ha cogido una función: hay quién pone la música en el vestuario, el que se duerme, el que cuenta los chistes, el último en bajar del autobús…cada futbolista tiene sus manías.
En Planeta Real Madrid queremos desvelar el futbolista que cuenta los chistes. Ya es habitual que muchos jugadores, en varias entrevistas hayan desvelado algún nombre, pero el más repetido es el de Nacho.
Nacho Fernández, el responsable
El tercer central del equipo, uno de los canteranos del equipo que ha hecho carrera en el Bernabéu, es el que cuenta los chistes. Algunos compañeros, dicen que los cuenta, pero destacan el hecho de que los cuente mal.
Desconocemos de qué temática son, pero nos fiamos de la versión que se conoce. A Nacho no se le ha visto reconocerlo o, al menos, contar un chiste en condiciones.
La parroquia blanca lo agradecería y de esta forma, descubriríamos sin son tan malos como se dice o bien es para reírse a carcajadas. El humor también sirve como motivación, relajación y positivismo, para un vestuario acostumbrado a tanta presión por ser los mejores en cada momento.
La duda ha sido resuelta, ahora solo hace falta escuchar el veredicto del central.