En su autobiografía, Modric nos cuenta que hasta el año 1991, una casita de piedra junto a la carretera la última antes de llegar a las rocosas laderas de Velebit, fue su hogar hasta ese mismo año, en el que tuvieron que huir. Este era el sitio en donde vivían sus abuelos paternos.
Su abuela era ama de casa, muy trabajadora y modesta, mientras que su abuelo era peón de camionero y se encargaba del mantenimiento de la carretera estatal que unía Dalmacia con Lika.
Sus padres que trabajaban en una fábrica de ropa de Obroback, a 4 km de su casa. Allí fue donde se conocieron, mientras su madre trabajaba de costurera y su padre era mecánico al cargo del mantenimiento de las máquinas de la factoría.
Al concluir la baja de maternidad, que duraba un año, sus padres lo matricularon en una guardería de la ciudad, pero la cosa no duró mucho, ya que un día, al llegar del trabajo, su madre escuchó a una compañera que también había dejado su hijo en la misma guardería, que todos los niños estaban excepto uno, que no paraba de llorar. Confirmadas las sospechas lo tuvieron que sacar de la guardería.
No pudo aguantar mucho tiempo en la guardería
Aparte de porque le estaba costando adaptarse también por motivos de salud, ya que siempre estaba enfermo, con mocos y hasta tuvo bronquitis, sus padres tuvieron que sacarlo de la guardería, a pesar de que en ese tiempo no era consciente de lo que hacía. Luka Modric les gastaba a sus padres la broma de que lloraba a posta para darles pena y que lo llevaran a casa.
Así que, en lugar de la guardería, sus padres empezaron a llevarlo a casa de esos abuelos. Tardaban unos quince minutos en llegar y ahí estaba contento, con lo que sus padres por fin podían irse a trabajar sin tanta preocupación, más aún cuando descubrieron lo feliz que estaba su abuelo Luka, el padre de su padre ante esto.
Era el primer nieto para él, después de dos nietas y su abuelo nunca trató a nadie con tanta ternura y delicadeza como al pequeño Luka Modric, algo que le sorprendió en especial a su padre, teniendo en cuenta lo severo que era su padre con él.
Luka Modric nos habla de que sentía el cariño y la paciencia con la que le trataba y la bondad en sus reacciones cada vez que había una travesura. Siempre quería estar a su lado y la ilusión de su vida era estar con sus abuelos.