En el Real Madrid hay quién ha tenido más o menos suerte en su trayectoria como jugador blanco. En la plantilla actual, encontramos, posiblemente, uno de los grupos más afortunados de todos los tiempos. Repletos de títulos, estos han conseguido presumir de haberlo ganado prácticamente todo.
Referentes en lo suyo, son el equipo a tener en cuenta. Posiblemente, el gran temido de Europa. Aunque para llegar hasta ese punto solo hay una explicación: entrenar a diario para ser el mejor.
No hay excusas no existe otro plan determinado para ello. Todo pasa por algo, sino que se lo digan a Nacho Fernández y su vida como madridista.
Los privilegios de Nacho
Es considerado el “one man club”. Una categoría de la que pocos pueden presumir a día de hoy. El jugador se ha pasado toda una vida, vestido de blanco. No ha lucido otra elástica jamás y eso se nota en la forma en la que lo vive.
Comprometido con el escudo, su valía ha sido capaz de ilusionarnos a todo a cada rato que ha jugado. Lleva mucho tiempo en el club, y nadie ha conseguido borrarlo.
A pesar de no contar con la plaza de titular indiscutible, se ha ganado todos los minutos que ha jugado. Un auténtico ejemplo subiendo desde las categorías inferiores merengues. Además, el tipo está tocado por una varita mágica. Este ha conseguido llevar una vida bastante común dentro de lo que cabe.
Con diferencia de los demás, es de los pocos que no vive en una residencia de altos lujos en cualquier urbanización más o menos “pija”. El defensa tomó la decisión hace ya mucho tiempo, que su vida siempre se quedaría en Alcalá.
La zona de confort de Nacho
Un municipio madrileño de la Comunidad de Madrid a unos 25 minutos en coche de Valdebebas. En esa localidad cercana a los 200.000 habitantes es dónde Nacho Fernández puede hacer vida normal.
Allí ya ha sembrado raíces y es que tanto su mujer como su grupo de amigos los tiene concentrados en esa localidad. Desde niño sigue viviendo también en la misma zona dónde antes jugaba y ahora pasea en bicicleta o se va a comer fuera a cualquier restaurante.
La antítesis del fútbol prácticamente. No hay muchos jugadores que puedan decir lo mismo, siendo acosados por los micrófonos de la prensa o los flashes.Todos lo conocen ya y eso hace que la convivencia sea mucho más cómoda. Es un tipo cercano, sincero y amable. Nunca le ha puesto una pega a nadie.