Hace 24 años, un chico soñaba con ser jugador de fútbol profesional y triunfar hasta el punto de jugar en un equipo internacional y llevar con su familia una vida muy acomodada.
Fede Valverde tuvo que enfrentarse a muchísimos desplazamientos de un lado para otro en cada partido y había una bolsa de chuches que le endulzaba cada tarde de incertidumbre esfuerzo y sacrificio.
Un caramelo al día, su regalo de niño
Doris, su madre, aseguraba que con un caramelo al día bastaba para recordarle que había que trabajar duro y que los frutos de su esfuerzo no tardarían en llegar.
Y así fue este niño, llamado Federico Valverde desembarco en Europa en el Real Madrid se curtió por La Coruña y regresó al Santiago Bernabéu.
La madre de Fede Valverde mantiene la tradición y es que le gusta dar un caramelo a su hijo, en jornadas en donde celebraba goles decisivos para el Real Madrid. Nunca hay que olvidar todo lo que le costó llegar y recordar una infancia llena de sacrificios y renuncias, cuya alegría era sobre todo el entrenamiento.