Parece que al bueno de Luka Modric no se le podía dejar ni dos minutos solo de pequeño. Este tenía todo lo bueno de travieso. Su niñez siempre la recuerda de forma muy alegre y no hay nada que significara un obstáculo para él. Como cualquier travesura, este siempre recordará la de trastadas que les hacía a sus padres. Como el hermano mayor de otras dos chicas, además de dar ejemplo también quería pasárselo como nunca con ellas.
En una de estas, una vez ese niño con melena rubia y ojos azules, quiso gastarle una inocentada a sus progenitores de la forma más extraña posible. Este se metió dos semillas de judía verde en su nariz. Una por cada orificio, para pretender ser un auténtico misterioso. Aunque no consiguió el resultado que él quería. La broma se le fue de madre y en poco rato pasó de las carcajadas al terror de sus padres.
El día en el que Modric casi muere
El instinto paternal de los Modric empezó a preocupar por momentos, y cuando ya le advirtieron varias veces a su hijo que ae detuviera, ya era demasiado tarde. Las semillas habían acabado demasiado lejos del alcance del jugador o de aquel que se las quisiera sacar. Demasiado profundo en sus orificios este trató de hacer grandes imposibles sin éxito. Entonces visto lo visto, sus padre le llevaron al hospital con urgencia.
La vida de su hijo estaba en peligro y el propio rostro del mediocentro ya nos lo indicaba. De un color morado se empezó a poner su cara rápidamente. Sin apenas solución, trataron de recurrir a miles de opciones para evacuar esa semilla. Lo complicado y punzante del asunto ocurrió desde el momento que el balcánico empezó a sentir malestar en sus vías respiratorias. Con ciertas dificultades para respirar sus padres ya se temían lo peor.
Aunque unas largas pinzas se convirtieron en la solución perfecta para resolver el problema. Estas le fueron introducidas por la nariz hasta tal punto que por miedo o tendencia, sus paredes nasales se acabaron relajando y la extracción consiguió ser mucho más sencilla de lo normal. No había duda que fue uno de los peores mal tragos de su vida, aunque no el único.
Las travesuras de Luka Modric no fueron pocas
Este también recuerda varias anécdotas en su autobiografía. Otra igual de trágica fue la de jugar en un coche desfrenado en una pendiente. El vehículo, propiedad de la familia de Modric, empezó a deslizar pendiente abajo sin frenos con los hermanos dentro. A pesar de ocurrir un gran susto, aquello también logró auedarse en una auténtica anécdota, sin lamentar casi ningún daño.