Si hay una historia que se recordará por los siglos de los siglos, es la relación que tiene Luka Modric con el Real Madrid y el fútbol. El croata que nació casi con un balón bajo el brazo casi, ha vivido numerosas experiencias gracias al fútbol.
Muchas de ellas las cuenta en su autobiografía, conocida como “Mi partido”. En esta novela explica numerosas historias y una que francamente le marcó al jugador fue en su infancia, cuando todavía era un niño y jugaba con sus amigos en la calle.
Modric siempre tuvo una relación muy estrecha con el fútbol
El fútbol callejero que se decía. Ahora esto no se estila tanto y parece haberse profesionalizado todo un poco más. Los más pequeños tienen otros hábitos y pocos son los que juegan utilizando cualquier cosa como un poste de la portería.
Algo parecido le ocurrió al mediocentro blanco cuándo jugaba así y en uno de esos días todavía en Croacia, le dio a un coche sin intención de dañarlo, únicamente fue producto de un golpeo fallido.
Pero la historia fue de tal dimensión que no se le ha olvidado al jugador en todos estos años. Resulta que el dueño del coche fue testigo de los hechos y con un destornillador fue a los niños a recriminarles dicha acción. Delante de Modric, les pinchó el balón y satisfecho con lo sucedido volvió a sus quehaceres.
Esa acción enfureció mucho al jugador, que como cualquier niño corrió para buscar auxilio de su padre a quién se lo contó todo llorando desconsoladamente. La figura del progenitor es muy importante para cualquier niño, y para allí que fue a proteger y defender al pequeño Luka.
El padre de Luka fue un ejemplo para el jugador
Su padre fue quién luchó por defender los intereses de su hijo y le fue a pedir explicaciones al hombre que le había pinchado la pelota. Pero no quedó todo en eso sino que además también le obligó a comprarle un balón nuevo para ellos.
Al día siguiente el mismo que se había entrometido en el juego, les regalaba un baló nuevo y Modric no podía estar más orgulloso de su padre.
Ese fue el día en el que el croata casi provoca una trifulca entre su padre y ese señor. El madridista aprendió entonces a valorar muchas cosas tanto en el fútbol como fuera de él.