Desde que David Alaba llegara al conjunto blanco la temporada pasada, se ha hecho con el liderazgo de la defensa del Real Madrid. Ya se de central o de lateral izquierdo, el austriaco es el que lidera y guía a la zaga madridista. El año pasado formó una de las mejores duplas de centrales de Europa junto a Eder Militao, lo que llevó al Madrid a ganarlo todo, a excepción de la Copa del Rey.
Muchos decían que el 4 del Real Madrid, que durante tantos años defendió tan bien Sergio Ramos, le iba a pesar. Y ha sido todo lo contrario. Alaba ha sido el mejor defensor del número 4 que podría tener el conjunto blanco. Ya demostró durante más de una década en el Bayern de Munich que es uno de los mejores defensas del mundo, ya sea jugando de central o de lateral izquierdo. Y en esta etapa en el Madrid, también lo está haciendo.
Son ya 32 los títulos que lleva David Alaba en su carrera con 30 años recién cumplidos. Con el Bayern de Munich ganó 28 en once años: 10 Bundesligas, 6 Copas de Alemania, 6 Supercopas de Alemania, 2 Ligas de Campeones, 2 Supercopas de Europa y 2 Mundiales de Clubes. Y en este año que lleva en el Real Madrid ya ha ganado 1 Liga, 1 Supercopa de España, 1 Champions y 1 Supercopa de Europa. El austriaco es un auténtico coleccionista de títulos.
El peinado que llevaba Alaba cuando era un niño
La hermana de David Alaba, Gina Alaba, compartió recientemente en su Instagram una foto de David Alaba cuando era pequeño. En la foto, resalta el peinado que llevaba por aquel entonces el jugador del Real Madrid. En medio de su pelo, llevaba como una especie de tinte rubio, lo que le hacía tener dos lados negros y en el medio rubio.
Alaba ha llevado varios estilos de peinado a lo largo de su carrera. Pero desde hace varios años, lleva siempre el mismo: uno muy simple, pues tiene la cabeza rapada, a diferencia de las excentricidades que se hacen en la cabeza muchos futbolistas.
David Alaba cumple su segunda temporada en el Real Madrid con el objetivo de volver a ser fundamental para el equipo, tanto dentro como fuera del terreno de juego. Su llegada fue una bendición para el vestuario, que lo quiere y lo aprecia como si llevara 15 años en Chamartín.